La mafia corrupta que
se enquisto en la dirección de la organización política de Fuerza Popular está
llegando al ocaso de su poder, paradójicamente son ellos mismos quienes han
agudizado la crisis que los ha hundido en este marasmo.
En primer lugar,
trataron de cubrir sus responsabilidades alegando que el gobierno y la oposición
(terrucos, rojetes y caviares) habían armado una conspiración de odio hacia el
fujimorismo, aduciendo que eran culpables de todos los males que afrontaba el país.
En el trascurso de los últimos
meses, tras la divulgación de audios, mensajes privados de su bancada y declaraciones
de testigos protegidos, la ciudadanía se ha percatado como las extensas
ramificaciones que la organización criminal, dirigida personalmente por Keiko Fujimori,
han copado gran parte de las instituciones del Estado; generando un sentimiento
de asco y rabia impotente ante tanta impunidad con la que actuaban estos operadores,
tanto en el legislativo como en el poder judicial, llegando a extremos de
proteger a delincuentes comunes.
Ahora la estrategia del
fujimorismo ya no es la inocencia, ahora se quejan de por que ellos son los únicos
acusados, cuando hay otros que también robaron igual que ellos, y mencionan a
los Humala, Toledo, PPK, Villarán.
No logran entender que
la prioridad en la lucha contra la corrupción es quebrar esta organización criminal
que aun esta enquistada en las instituciones y pretende seguir usando su poder
para lograr impunidad, allí están, tratando de deslegitimar al ejecutivo,
respaldando a un fiscal de la nación con serias acusaciones de corrupción,
recusando a los jueces que los investigan, querellando al fiscal que los acusa,
aferrándose a su mayoría parlamentaria con subterfugios legales.
Nada de esto significa
que los otros acusados de haber cometido latrocinios deban ser dejados de lado,
pero hay prioridades, las investigaciones y el curso legal de aquellos tendrá que
seguir su curso y esperamos que sean los siguientes en el banquillo, la ventaja
para el país es que ellos ya no están activos causando más daño, mientras que
la gavilla fujimorista sí.
Otro si, ¿se han dado
cuenta que no piden que también se abra investigación contra Alan García? Dejan
en claro el carácter de su alianza con el aprismo, quienes han sido pieza
fundamental para acceder a la red de corrupción en el poder judicial.
La defensa de Keiko
sostiene que no se pude probar que ella conocía de la procedencia ilícita de
los aportes, del dinero sucio de Odebrecht, dado que en esos años esta era una
empresa prestigiosa internacionalmente y no se conocía públicamente, como
ahora, la doble contabilidad de la caja 2, pero su argumentación cae por su
propio peso, ya que si desconocían su procedencia ilícita no se hubieran tomado
tanto trabajo en organizar falsas rifas, cocteles y contactado tantas personas
para que figuraran falsamente como aportantes de cantidades menores para
justificar el ingreso del dinero sucio.
Todo concuerda y señala
en una sola dirección, ahora su abogada trata de salvarla alegando que en
ninguna de las pruebas presentadas por el fiscal se implica directamente a su
defendida, es decir, acepta implícitamente los hechos delictivos, pero trata de
afirmar que dado que ella nunca recibió en sus manos dicho dinero, ni realizo
las coordinaciones del lavado de activos personalmente, esta libre de culpa; nuevamente
la estrategia de “soy su hermano pero no se nada” ¿acaso no se ha demostrado fehacientemente
el nivel de manipulación que tiene la presidenta de FP sobre sus colegas? Nada
se mueve en esa organización sin la orden o el conocimiento de su jefa; baste
el ejemplo de como les ordena a sus congresistas cuando aplaudir y cuando
ponerse de pie.
Entonces resulta que si
ella no sabia nada de los movimientos ilícitos dentro de su organización, los
culpables son los demás, quienes pusieron la cara por ella, ahora les da la
espalda y ordena un “sálvese quien pueda”; no es raro que, con esta mala
estrategia, hayan surgido varios testigos protegidos y colaboradores eficaces
ante la fiscalía, incluso la división de su bancada parlamentaria y la renuncia
a sus cargos de los dirigentes del partido.
La falta de ideología, más
allá de la búsqueda irracional del provecho propio, y la deslealtad entre los
propios integrantes de la organización, más allá de las pruebas irrefutables del
enquistamiento de esta banda criminal en el mando de su organización política,
ha desencadenado el ocaso de Fuerza Popular, una caída que estoy seguro no podrán
detener; el descredito en que han caído sus acciones y el rechazo que provoca
su lideresa en una amplia mayoría del país, son irreversibles.
Con Alberto Fujimori de
regreso a la cárcel, con Keiko nuevamente encarcelada, con Kenji afrontando
juicios, por nexos con narcotráfico y por los mamanivideos, que también lo
llevaran a prisión, tenemos el panorama de una familia que nació con una especie
de maldición, pero no nos apena, porque su maldición la trasladaron al pueblo
peruano y nos costó decenas de miles de muertos, millones de dólares robados al
Estado, la destrucción de nuestra institucionalidad y un increíble daño a la
democracia y la gobernabilidad.
Nos podremos deshacer
de este clan y de su siniestra organización, tenemos ahora la oportunidad de
hacerlo, ponemos nuestras esperanzas en jueces y fiscales rectos y honestos,
pero no podremos deshacer el daño que nos causaron tan fácilmente, tomara una
nueva generación volver a construir la confianza en nuestros gobernantes y en
la política en general.