sábado, 26 de febrero de 2011

El nuevo espíritu constitucional
Elecciones presidenciales 2011
Se inició la campaña electoral 2011 en el Perú, y todos los candidatos están preocupados en hacer conocer sus programas, promesas y puntos de vista sobre cualquier situación, lo cual es positivo y debería mantenernos interesados, pero una gran parte de nuestra población reconoce que estas campañas significan lo que la flor de un día, hacen crecer las esperanzas, inflan el alma ciudadana con positivismo, pero apenas han alcanzado su objetivo, se adaptan a la norma, alimentan y aprovechan este régimen para beneficio de sus intereses particulares, dejando atrás todo lo ofrecido; así es como funciona el sistema.
Significado de la Constitución
¿Qué podría cambiar esta vez?... Pongamos atención en  una pieza de debate de la presente campaña, el tema constitucional; varios de los candidatos coinciden en criticar la presente Constitución, desde un par de años atrás inclusive, se ha estado discutiendo entre aquellos críticos, si lo que corresponde es la invalidación de la misma y el retorno a la anterior, que fue aprobada en 1979 por un gobierno constitucional, o una reforma constitucional que modifique algunos artículos y agregue otros a la actual Constitución para mejorarla, o una Asamblea Constituyente que elabore totalmente una nueva Constitución.
Una primera base de critica a esta Constitución es que fue aprobada bajo un régimen de excepción, dictatorial, cuya manipulación de la opinión pública fue ampliamente demostrada posteriormente al proceso, aunque se reconoce también que incluye algunos cambios positivos que modernizan la visión del país que intentamos construir; la crítica es de principios, pues validar la Constitución  de un gobierno de facto, implicaría el reconocimiento de la legalidad de ese régimen..
Una segunda base de crítica a la Constitución proviene de su total adscripción al modelo económico neoliberal, con cuyos principios han deslindado actualmente sus propios fundadores provenientes del consenso de Washington; pero si, hecha a la medida de los intereses de la corrupta mafia que se apropió del poder, mediante el cual se abren las posibilidades, en nombre de la libre empresa, para la apropiación particular de los recursos naturales del país. La exaltada avidez por atraer la inversión de los grandes capitales extranjeros,  ha permitido crear un escenario completamente favorable para ellos, poniendo en desventaja a nuestros pequeños inversionistas nacionales, esto crea un crecimiento ficticio, totalmente dependiente de las condiciones del mercado externo, sin una base confiable en nuestro país; adicionalmente, un injusto sistema fiscal, basado en impuestos indirectos, carga sobre los hombros de la mayoría trabajadora la responsabilidad de sostener la economía del país, mientras exonera a las grandes empresas que explotan nuestros recursos naturales.
Una tercera base de crítica es la forzada transgresión a la separación de los poderes del Estado y las desproporcionadas facultades delegadas en la figura presidencial; lo cual permite la injerencia indirecta del Ejecutivo en las decisiones del Poder Judicial y Electoral, mediante la manipulación de los nombramientos y la asignación de los presupuestos; así como que concentra en la voluntad del Presidente muchas de las funciones del Poder Ejecutivo.

¿Senadores y Diputados nuevamente?
Otra de las críticas que se hace a la actual Constitución es que ella acabó con la bicameralidad del Congreso, un punto que continúa aún en discusión, donde discrepo con las personas que pretenden justificar el retorno de una Cámara de  Senadores; una de las razones de mi discrepancia es que no entiendo cómo poner mucho más personas a discutir un tema puede devenir en la consecución de un mejor resultado, o como tener más instituciones revisando el mismo tema puede mejorar el control sobre desempeños ilegítimos;  si tuviéramos que aceptar este criterio ¿por qué deberíamos contentarnos con doscientos congresistas, por qué no quinientos… o mil… no sería mejor?  o en el otro caso, no solo dos Cámaras de congresistas, ¿por qué no dos de Diputados y dos de Senadores, o mejor cuatro de cada cual… eso lo haría mejor? realmente no puedo pensar de esta manera, creo que aumentar el número de congresistas en las presentes circunstancias, no solo extendería la burocracia congresal, ampliando el tiempo requerido para la aprobación de las leyes, sino que además incrementaría el presupuesto del país con más fabulosos sueldos y estipendios, con el agregado que tendríamos más ejemplares de los conocidos “comepollo” “planchacamisas” “lavapies” y demás especímenes de esa fauna.

Como se dirige el voto … ¿Qué pasa dentro de los partidos?
El otro punto controversial en esta Constitución es la institución del voto preferencial,  mediante el cual los ciudadanos tienen el derecho de elegir como congresista a cualquiera de los ciento veinte candidatos que cada partido político presenta en sus respectivas listas; los críticos de esta medida aluden a que ello contribuye a que salga elegido cualquier tipo de persona que no reúne las cualidades apropiadas, simplemente porque se promocionó abundantemente y fue simpático para la gente, y que se debería dejar que sean los partidos políticos quienes  decidan quienes de sus candidatos, según su propia ideología, son los más apropiados para representarlos ante el Congreso; sin embargo esta argumentación se cae por su propio peso, pues nos llevaría a asumir que los partidos incluyen en sus listas, con conocimiento de causa, candidatos con antecedentes dudosos, o por lo menos que no merecen su entera confianza, entonces ¿cuál es la ética política y moral que esto nos evidencia? Pero aún antes que esto, una estrategia como esta tendría algún sentido si nuestra sociedad funcionara con un sistema de partidos establecido, pero quedó demostrado que esto no fue más que una quimera que trato de materializarse, un poco tardíamente, durante las décadas de los 50´s hasta los 60´s, sin embargo fracasó rotundamente en el país, principalmente por la debilidad de nuestras fuerzas productivas y la consecuente falta de educación de la mayoría de la población, lo cual fue coronado por la evidentemente falta de criterio y visión política de nuestra burguesía, la cual como clase emergente estaba señalada a ser la que dirigiera el proceso de democratización nacional, lo que se explica por su gran dependencia de los enclaves extranjeros; por otro lado la clase obrera que pudo asumir el rol abandonado por la burguesía, no logró la suficiente coherencia para organizarse en una sola fuerza capaz de calzarse esas botas;  todo lo cual desembocó en la revolución militar de 1968, que cambió totalmente la faz de nuestro país al desalojar del poder estatal a la clase terrateniente que lo copaba ilegítimamente desde varias décadas atrás.
¿Realmente existen los partidos?
Actualmente la posmodernidad y el proceso de globalización en curso, no dejan expectativas para la construcción de un sistema de partidos al estilo del siglo pasado; ¿con que criterio podemos darle entonces a esos partidos la potestad de elegir a sus congresistas? Está claro para la gran mayoría de peruanos, que ellos no representan a una clase social, ni a una ideología en particular, muchas veces ni siquiera cuentan con un programa político, y todos copian a la carrera los mismos puntos frecuentados, en un plan de gobierno maquinado a última hora para inscribirse en temporada de elecciones; por ende sus candidatos, no son los más ilustrados especialistas, intelectuales o estadistas, son simplemente aquellas caras más conocidas que pueden generarles más votos a su partido y aquellos que más dinero pueden aportar para llevar a cabo la campaña electoral, no hay una convicción partidaria que pueda motivar a sus miembros, si no, veamos todos los ejemplos que nos siguen mostrando los tránsfugas ¿Cuál es la justificación entonces, para quitarle al ciudadano la potestad de poder elegir al candidato de su preferencia y darle ese poder a la jerarquía de estos partidos? Más bien aún, pienso que debería eliminarse la restricción de votar solo por candidatos de un solo partido y podamos votar por quienes realmente apreciamos, pertenezca este al partido que fuera.
Esto significa pensar  en nuestro futuro como nación, y es que los partidos políticos, como partidos de clase, tal como fueron diseñados por las democracias europeas, principalmente en Francia e Inglaterra, a las postrimerías del siglo XIX, son impensables en el mundo actual,  la desestructuralización del cuerpo social y la subsecuente estratificación de la sociedad, hacen que los intereses del ciudadano se dividan en el mismo sentido de las funciones que desempeña y al mismo tiempo permanezcan en constante movimiento por cuanto estas funciones van cambiando dentro de su experiencia de vida; ningún partido puede captar estos movimientos de la forma tradicional como nosotros los conocemos; y es que el mundo ha cambiado drásticamente en el período de un siglo, no solo en su desarrollo tecnológico, su formación económica, su modo de producción, sino además afectando todas las formas de relación interpersonal y el sistema de socialización.
A manera de ejemplo
La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica configura como la más avanzada de su tiempo, elaborada por algunas de las más preclaras mentes libertarías del momento, en una época de revoluciones y donde revueltas independentistas remecían el mundo conocido; reconocida como la ley de leyes, bajo la cual se debe inspirar la construcción de la flamante nación, no se debate en los detalles y las declaraciones acerca de cada campo de la sociedad; es muy simple y directa, una declaración de principios sobre el tipo de sociedad que desean construir y los artículos que regulan la división y equilibrio de los poderes del Estado, incluido como deben ser representados cada uno de ellos, y eso es todo; las enmiendas que se adicionaron en los dos siglos posteriores completan muy poco lo alcanzado en un inicio; es un ejemplo que debemos tomar en cuenta para nuestro provecho.


Otra de nuestras oportunidades perdidas
El Perú perdió una excelente oportunidad de adelantarse a su tiempo y refundar el país, en los términos de la posmodernidad; a la caída de la dictadura fuji-montesinista; con todas sus instituciones expuestas y destruidas por la corrupción, sin ninguna legitimidad, el conocimiento público de los vladivideos demolieron no solo la presidencia de la República y sus ministros, sino a los militares, los jueces, los

periodistas, la policía, las universidades; con el Estado en situación de desgobierno, hubiera sido sencillo comenzar todo de nuevo, replanteando las funciones de cada poder del Estado, adecuándolo a una democracia ágil, tolerante, inclusiva y eficiente; sin embargo luego de la gigantesca movilización de los cuatro suyos y los apresurados avances que el gobierno transitorio del Dr. Paniagua pudo efectuar en su corto mandato, permitimos a Toledo retomar control de las instituciones aún copadas por los restos de la antigua mafia y continuar sus métodos .
Una Asamblea Constituyente
Desde hace unos años atrás, diferentes sectores han estado reclamando el llamamiento a una Asamblea Constituyente; pero siento una inconsistencia en este llamamiento desde los sectores revolucionarios de izquierda, especialmente si no se puntualizan detalladamente los contenidos de la misma, y más aún en circunstancias que no se ha podido generar una mínima corriente de opinión que respalde sus apreciaciones, de este modo, aunarse al llamamiento de una nueva Asamblea Constituyente sin clarificar sus contenidos, significa entregar a los sectores del conservadurismo neoliberal las herramientas para consolidar sus ambiciones entreguistas, especialmente trabajando bajo el presente sistema electoral, que delega el poder a aquellos que manipulan con más eficiencia la imagen mediática.
El llamamiento para crear  nueva Constitución  solo adquiere sentido si es que priorizamos la idea del cambio en el sistema de representación política, hay que revelar ante todos los ciudadanos que, el misterio en la raíz de la democracia no es el QUE es lo que decidimos, sino el COMO y QUIENES lo decidimos.
¿Delegados o Representantes?
Durante muchas décadas, desde la instauración de la República, los sectores más acaudalados de la sociedad han estado usufructuando el poder mediante el sistema delegativo de elecciones, basados en el supuesto consenso de que el pueblo no tiene la suficiente capacidad intelectual para decidir sus destinos, imponiendo que este delegue su poder, mediante elecciones, cada cierta cantidad de años, en una casta de “políticos profesionales” quienes serán los encargados de decidir en su nombre todos los asuntos de Estado que les corresponde, sin más responsabilidad que la posibilidad de ser electos para un nuevo período.
Para hoy, plantear un cambio, es decir situarse realmente en una posición anti sistema, implica esencialmente finalizar con el método de delegación de poderes y construir un eficiente régimen  representativo, lo que implica que la legitimidad de los representantes no estará determinada por la cantidad de votos con que los eligen como personas, sino por el mandato que reciben de sus electores para proponer, aprobar o rechazar acciones de gobierno, resulta entonces irrelevante cual pueda ser la opinión personal de la persona elegida, mientras que esté obligado por el voto a llevar la opinión de sus electores y él se convierta tan solo en un medio por el cual se da a conocer y se da validez legal a esta última.
Si hace unas décadas se podía pensar que las consultas populares para cada tema que se estima necesario, serían onerosas y complicadas, hoy en día, los avances tecnológicos de la comunicación, que permiten la interconexión inmediata en tiempo real y la validación digital de la identidad, consiguen que este método sea cada vez más sencillo y viable; por tanto desaparecen los pretextos aludidos para bloquear la implementación de un congreso de representantes como alternativa al congreso de delegados actualmente en funciones.
El urgente llamado de la posmodernidad
La representación directa es, en el mundo posmoderno que vivimos, la única alternativa que hace viable una sociedad ordenada y con visión de futuro; la forma como se implemente esta representación puede variar según las formas culturales o las circunstancias históricas, pero cada cual por su camino está determinado a lograr esta meta si procura sobrevivir como ente social; así en la antigüedad se dieron estos cambios desde la comunidad primitiva hacia el esclavismo, desde este al señorío feudal, y luego al industrialismo moderno; podemos constatar que las culturas que sobrevivieron a estos cambios fueron las que se adaptaron a ellos, unas con más celeridad aprovecharon las ventajas de primacía, otras tardíamente solo ocuparon los espacios vacantes dentro del conglomerado mundial de las naciones; actualmente este nuevo salto cualitativo se está procesando aceleradamente y se definirán las posiciones completamente en el principio de este nuevo siglo; se hace imprescindible comprender rápida y cabalmente el significado de estos cambios para encaminar a nuestra nación hacia un desarrollo próspero y soberano.

Lo que vamos a decidir este año
Por ende, este año a la hora de votar, hay que pensar que solo estamos eligiendo delegados, ellos no van a representar nuestros intereses directamente, ellos están mediatizados por sus propios intereses y por las presiones que el sistema les impone; empezar a cambiar esto requiere poner nuestra atención en que no es nuestro interés solamente votar por un cambio constitucional o por una nueva  Asamblea Constituyente, ya que finalmente esta es solamente la herramienta con la cual buscamos conseguir nuestros fines fundamentales, que son: en lo político,  cambiar el sistema de delegados por uno de representación directa con mandato de sus electores,  en lo económico, dejar de lado el sistema neoliberal de empresa, promoviendo la participación de los pequeños capitales nacionales y especialmente transponiendo el sistema de recaudación fiscal de manera que sean aquellos que obtienen las mayores ganancias quienes sostengan la economía del país, abandonando  el modelo de impuestos indirectos por uno de costo directo sobre las ganancias, con una tasa directamente proporcional al monto de las mismas; y en lo social, significa la instauración de un Estado de bienestar, entre cuyas funciones cabe asegurar una distribución justa y equitativa de las riquezas generadas por el país; adviértase que no estamos hablando de un Estado dictatorial, interventor, que manipule las fuerzas productivas o los movimientos financieros del país, pero si necesitamos de un Estado fuerte y eficientemente normativo, que imponga las reglas de juego justas y equitativas para todos, de manera que cada cual tenga la posibilidad de alcanzar los niveles de bienestar que sus esfuerzos y su capacidad le puedan habilitar.
¿Quiénes están en la carrera?
¿Quiénes de los actuales candidatos podrían ofrecer una posibilidad como esta? … obviamente ninguno de los tradicionales partidos que representan a la derecha conservadora, ni apristas, ni belaundistas, ni Toledo, ni Castañeda, ni Kuczinski y menos aun los fujimoristas moverían un dedo para cambiar el sistema, ellos saben bien que este sistema es el que los sostiene como estrato privilegiado y les permite manipular  todas las cuerdas del poder en su provecho, ellos ya están cómodamente instalados dentro del mecanismo creado; un candidato consecuentemente anti sistema necesariamente proviene de fuera del mismo, un outsider, y quienes, a pesar de ser outsiders, intentan captar los votos de la derecha, no van siquiera a pensar en proponer un cambio de esta naturaleza; quedan entonces los candidatos de la izquierda, y dentro de ellos … ¿puede aún nombrarse a  Ollanta como un outsider y un consecuente hombre anti sistema? tengo serias dudas al respecto, no solo por el comportamiento de su bancada en el Congreso, sino por sus propias actitudes personales que demuestran una personalidad soberbia y un espíritu pragmático con los principios políticos… ¿qué opinan Uds.?; por otro lado el Frente Social de Susana Villarán despertó muchas simpatías y esperanzas con su postulación a la alcaldía de Lima, pero ya a su llegada al municipio limeño, y sin la personalidad arrolladora de su fundadora, el partido se fracturó de manera irremediable, lamentablemente Rodríguez Cuadros es un destacado profesional que merece mucho respeto, pero como candidato político es un personaje anodino en una anodina organización, sin la fuerza necesaria para ejecutar  seriamente ningún plan de gobierno.
Nuestras alternativas
Es que realmente son muy pocas nuestras opciones si intentamos ser consecuentes con los cambios que nuestra patria necesita en estos cruciales momentos de la historia que estamos viviendo; si realmente aprendemos las lecciones que  actualmente nos brindan los pueblos del medio oriente, veremos que si nosotros propulsamos los cambios por la vía democrática y los respaldamos con coraje desde nuestras propias organizaciones sociales, no tendremos que mirarnos en el espejo de estas naciones cuyos gobiernos están colapsando, cuya población está siendo empujada hacia la violencia extrema y derramando su sangre inocente, para arrebatar de las manos de dictadorzuelos exóticos, las más importantes reivindicaciones sociales y políticas.
El futuro en nuestras manos
Es un mensaje de la historia que los pueblos que más rápido aprenden de sus errores, son los llamados a liderar el mundo, no siempre los países más avanzados fueron tales, y si el Perú aún pertenece al grupo del llamado tercer mundo, es porque aún estamos aprendiendo muy lentamente, repetimos nuestros errores una y otra vez antes de superarlos, pero está en nuestras manos el cambio y somos tan capaces de lograrlo como muchos otros pueblos que lo hicieron antes que nosotros.      

jueves, 17 de febrero de 2011

Democracia Real y Representativa


Empieza nuevamente la carrera electoral, y así como hace unos meses las calles se llenaron de pancartas anunciando a tal y cual candidato para los gobiernos municipales y regionales, esta vez coparán también las calles y los espacios televisivos, la mayoría de nosotros ya estamos bastante aburridos de los discursos y promesas llenas de gloriosas imágenes del futuro, pero… ¿qué podemos hacer para salir de este interminable círculo de votos y promesas?
Todos nosotros podemos darnos cuenta que este sistema de democracia no está funcionando, donde solo unos pocos se benefician del esfuerzo y sacrificio de la mayoría, el neoliberalismo económico que proponía descaradamente el “chorreo” de los beneficios desde los estratos altos hacia las capas populares ha demostrado que ni siquiera es capaz de cumplir con un objetivo tan miserable como aquel.
La gente humilde y trabajadora, clama con mayor insistencia por sus derechos y mayores beneficios, la economía del país está surgiendo con signos positivos luego de superar una profunda crisis, iniciada por los grandes ejes financieros internacionales, pero agravada por el robo y la corrupción institucionalizada más grande que ha sufrido nuestro país; sin embargo el crecimiento y los balances positivos no alcanzan a las grandes mayorías, porque los empresarios y los dueños del dinero no quieren sentirse miserables dejando de complacer sus más sofisticados gustos para permitir satisfacer las necesidades elementales de los trabajadores.
La democracia real y efectiva en nuestros tiempos quiere decir que no podemos seguir con esta política de caudillos, que llevan tras de sí un hato de corderos sin pensamiento propio, la política actual necesita verdaderos líderes, que sepan insertarse en los movimientos sociales e interpretar correctamente sus necesidades, así como reemplazar el sistema de delegación de poderes con el que hasta el momento venimos trabajando por uno de representantes activos; es decir, no más elegir a personas para que decidan por nosotros, sino dar el mandato de nuestras decisiones a determinadas personas que solo deben responder ante nosotros mismos y quienes pueden ser revocados en su mandato de manera inmediata y procesados penalmente por dicho delito en caso de incumplimiento.
Esto significa el final de la democracia delegativa que nos domina, en la cual los políticos candidatos una vez elegidos, son libres de tomar las decisiones que se ajusten a su conveniencia, sin responsabilidad ante sus electores, y el paso a una democracia verdaderamente representativa, en la que los ciudadanos ejercen sus derechos legislativos a través de personas cuyo deber es simplemente trasmitir dichos mandatos.
Un cambio de timón de esta naturaleza requiere estar ajustada a la Constitución, simboliza una nueva forma de hacer política, por ello más allá de las promesas y las dádivas ofrecidas en esta encrucijada electoral, nuestra meta debe fijarse en la convocatoria a una Asamblea Constituyente que afirme la democracia representativa, el equilibrio de poderes y reemplace el grotesco documento con el que se auto-proclamó la dictadura de Fujimori-Montesinos.
No se han preguntado alguna vez ¿por qué las últimas elecciones han sido ganadas siempre por cuasi desconocidos “outsiders”?... es que la ciudadanía pide un cambio, los políticos de siempre no ofrecen nada nuevo, solo cambian sus posiciones uno al lado del otro, para seguir explotando las cuotas de poder que se ponen en juego con este sistema; pongamos atención y veamos quién nos garantiza una verdadera democracia y con quién podemos contar para cambiar esta Constitución a la hora de votar para presidente este año. El verdadero poder está en nuestras manos, ¡empecemos a tomar conciencia de ello!