lunes, 4 de mayo de 2020

CORONAVIRUS Y EL INGRESO BASICO UNIVERSAL


A Crisis Management Blueprint for COVID-19 | INSEAD Knowledge
Con la llegada de la pandemia al Perú se hizo necesaria la aplicación de una cuarentena para evitar que los contagios y por tanto las muertes se disparen exponencialmente; pero someter a la población a una inmovilidad domiciliaria requiere que se tomen medidas complementarias para asegurar su subsistencia y que, en consecuencia, la medida pueda ser acatada racionalmente.
El gobierno asigno inicialmente un bono de 380 soles focalizado en la población de extrema pobreza, el problema es que la “extrema pobreza” registrada en los organismos gubernamentales solo alcanza a una pequeña parte de los mismos, además que 380 soles es insuficiente para sobrevivir dos semanas, sin contar que no solo los de extrema pobreza están paralizados económicamente y sin ingresos para sobrevivir.
En un país donde más del 50% de trabajadores pertenecen a la economía informal y son quienes mueven un pequeño capital que debe rotar día a día para poder sobrevivir, pretender dar una asistencia solo al sector de extrema pobreza es ineficaz.
La cuarentena tuvo que extenderse dos semanas mas y luego otras dos semanas, realmente no podemos determinar, hoy día, cuando realmente podremos reabrir la economía sin el peligro que el contagio rebrote inesperadamente.
En el Perú, como en otros muchos países, los gobiernos se han preocupado en primer lugar por salvar la economía nacional, llámese los negocios de las grandes empresas, para esto gestionaron un presupuesto de 30 mil millones de soles, los cuales se destinarían a otorgar préstamos, a través de la banca privada, a las empresas con mínimos intereses, con la finalidad de evitar su quiebra financiera.
Por supuesto los gigantes financieros no desaprovechan la oportunidad de incrementar sus ganancias, así sea a costa de la desgracia ajena, el bono solidario de 380 soles también fue distribuido a través de a banca privada, la cual no tuvo reparo en cobrar sus comisiones por el servicio; por eso los prestamos otorgados a las empresas desde los 30 mil millones que el gobierno desembolsó a un interés de 0.25% ellos lo cobran a 8% a sus usuarios.
La prolongación indefinida de la cuarentena y la presión de algunos sectores políticos de izquierda, así como la evolución en las redes sociales, obligó al gobierno a otorgar un bono supuestamente universal de 760 soles, esta vez dirigido a toda la población mayor de edad que percibe ingresos menores de cinco mil soles mensuales.
Esta resulta una buena medida, pero a todas luces insuficiente, el bono, en realidad no resulta “universal”, es un bono familiar, es decir, solo tienen derecho a un bono por familia, ¿piensan que una familia de cuatro o cinco personas puede sobrevivir con 760 soles al mes?
En primer lugar, no debe ser un bono, que significa que se otorgará por única vez, mientras que la cuarentena obligatoria no tiene fecha de termino y pretendemos que la población cumpla con las restricciones impuestas durante todo ese tiempo, por eso en vez de bono tiene que disponerse una renta mensual, por el tiempo que dure la cuarentena; segundo, esta renta debe otorgarse a cada individuo mayor de edad identificado con su DNI, por un monto mínimo de mil soles, para que sea realmente universal.
Pero, aun así, esta renta universal no seria eficaz, si no se complementa con la refinanciación de las facturas de servicios básicos como electricidad, agua, gas, teléfono, internet, renta de viviendas y locales comerciales, hipotecas, créditos financieros, durante la duración de la cuarentena; las cuales se dividirían en 12 cuotas iguales sin recargo de intereses.
De esta manera todas las personas, desde los desempleados, los informales, pequeños y medianos empresarios, todos ellos recibirán un monto suficiente para sobrevivir sin trabajo durante los meses que dure la cuarentena, la cual podemos con la razón y la fuerza exigir que se cumpla estrictamente, así luego puedan reanudar sus labores cuando la pandemia sea controlada.
¿De cuantas personas estamos hablando? El Perú cuenta con 30 millones de habitantes, si de estos restamos los menores de edad, los jubilados que reciben su pensión, los trabajadores de servicios básicos que continúan recibiendo su salario y las personas de altos ingresos (digamos que reportan más de cien mil al año), nos quedamos con un promedio de diez millones, por mil soles cada uno el desembolso alcanzaría hasta 10 mil millones de soles; el Estado peruano ha destinado 30 mil millones para rescatar a las empresas, generando ganancias extraordinarias al sector financiero, mientras que ese monto hubiera servido para sostener a la población por tres meses; por lo que podemos afirmar que no hay incapacidad de emisión para cubrir los fondos necesarios.
Para hacer efectivo el pago de la renta a diez millones de personas, sin afectar el distanciamiento social, se les selecciona por grupo de votación dentro de sus lugares de residencia, se les separa en diez secciones de un millón cada cual, cada una cobrara un día de la semana, se necesitan 10 mil oficinas o agencias bancarias en todo el país para que cada una atienda solo a cien personas cada día, de las cuales tres mil deberán estar ubicadas en Lima Capital; no es demasiado complicado, solo se necesita decisión política y una buena capacidad de organización.
Por ahora parece que el gobierno ha puesto su prioridad en hacer un salvataje de “la economía nacional” (entiéndase la gran empresa), antes que direccionar la ayuda a los trabajadores; existe una errada interpretación que nos hace creer que la empresa es muy importante para la economía del país porque crea empleos que garantizan un ingreso monetario regular a los trabajadores, cuando la realidad es que son los trabajadores con su fuerza productiva quienes crean los bienes que justifican la existencia de una empresa, así también como esos mismos trabajadores son los potenciales clientes que consumen los bienes creados por la empresa para generar  la ganancia de la que viven los empresarios; por ende es la fuerza de trabajo la piedra angular de cualquier economía, las empresas pueden quebrar y desaparecer, pero mientras haya una potente fuerza de trabajo que crea una demanda de bienes, la empresa resurgirá como ave fénix desde sus cenizas, es la ley del mercado que tanto idealizan los neoliberales.
Una renta básica universal y la refinanciación de las deudas son la clave para asegurar una cuarentena rigurosa y así contener eficazmente la contaminación por el virus en un tiempo relativamente corto y con un menor costo social.
Es fácil reclamar al gobierno por la falta de recursos en los hospitales y no reconocer que esta realidad ha sido una constante desde la misma fundación de la república, ¿Qué este gobierno debió empezar una reforma del sector salud? ¡Por supuesto que sí! Entre oras muchas, no solo el sector salud necesita atención, también educación, así la población sería más disciplinada y coherente para combatir la pandemia, también trabajo, así los trabajadores estarían protegidos mínimamente en sus derechos laborales en esta crisis, también vivienda, así no habría gente viviendo apiñada en espacios reducidos, sin electricidad, sin agua potable y seria mas confortable resistir la cuarentena, también transporte, así la gente no se vería obligada a viajar apretujada en vehículos que no brindan ninguna seguridad, etc. etc. Pero eso requiere de una transformación radical del sistema socio-político, lo que significa que la población tome la decisión de elegir un gobierno con la capacidad de realizar estas reformas y adecuarse a un plan de acción que necesita un par de generaciones para terminar con éxito.
No soy un defensor del gobierno de Vizcarra, el cual obviamente es un gobierno de derecha, que obedece a los intereses del gran empresariado y la ideología del libre mercado, así como se alinea internacionalmente con los intereses de la potencia norteamericana,
Pero hay que ser honestos en reconocer un par de logros de su corto periodo, el primero de ellos, por supuesto, el cierre del congreso, que permitió desarticular en gran parte, y con apoyo de valientes fiscales, la banda criminal fuji-aprista que había copado las instituciones del Estado; la segunda ha sido una rápida intervención para combatir la pandemia que ataca el planeta, si no se hubieran tomado las medidas de cuarentena y distanciamiento social en el momento, aunque insuficientes, los desenlaces fatales se hubieran multiplicado por diez, al menos, para estas fechas, al haber colapsado rápidamente la capacidad de los servicios de salud del país.
Se lee en las redes a nuestros opinologos clamando porque los hospitales no tienen capacidad ni recursos para atender la creciente demanda creada por esta pandemia, es una triste realidad, pero por muy buena voluntad que pueda poner el gobierno, no está en la posibilidad de solucionar un problema heredado de un siglo atrás; exigir la compra de mascarillas y trajes protectores para el personal de salud, los respiradores para las unidades de cuidados intensivos, las pruebas rápidas para su aplicación masiva, en un contexto donde sabemos que estas están agotadas en el mercado internacional, es una actitud demagógica o ignorante de la realidad; hay que ser pragmáticos  y tener en cuenta cuales son nuestras verdaderas posibilidades.
En estos momentos toca exigir al gobierno que cumpla con decretar las medidas de cuarentena rígida, renta universal, refinanciación de deudas, control de los mercados, restricción del transporte público, bonos para el personal de salud, policial y FFAA que arriesgan su vida por cuidarnos, así como dar toda la atención que sea posible a los hospitales para que cumplan su tarea.
Perú ha tenido durante varios años una buena situación económica, en relación a sus vecinos latinoamericanos, se han acumulado reservas internacionales importantes, nuestra reserva de recursos naturales esta valorada con precio a futuro; lo que significa que el capital para financiar estas medidas no es inalcanzable; este es el momento en que debemos usar esos recursos para proteger a nuestra población.
Cuando hayamos derrotado a la curva del contagio, se empezaran a liberar las restricciones paulatinamente y cuando se descubra la vacuna y  se aplique masivamente, para que podamos retornar a la vida normal; entonces debemos ponernos a replantear nuestros paradigmas sociales, en vista de lo que debemos haber aprendido en esta crisis, hay que retomar nuestro camino hacia una sociedad mas humana y menos mercantilista, donde el poder de decisión este en manos del ciudadano y no de los intereses económicos; una democracia abierta y responsable.


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