viernes, 21 de febrero de 2020

SOLSIRET ENTRE NOSOTROS



El asesinato de una estudiante de sociología conmueve al país, es una más de las tantas mujeres que son asesinadas por su condición de mujer en el Perú, la cual fue ignorada por el Estado, por la policía y sus demás instituciones.
Casi cuatro años tomo destruir la historia creada para justificar su desaparición; no, no se fue con un hombre, no estaba con “la cabeza caliente”, no estaba huyendo de nada ni de nadie, fue asesinada a sangre fría.
El hecho que la mano asesina provenga de una mujer, no revoca el carácter del feminicidio, cuya motivación ha sido, como siempre, la posesión de la hembra por el macho predador, la mataron, no por robarle sus propiedades, no por sus ideas políticas, no por una ofensa tomada, la mataron por su condición de mujer.
Hace poco escuche anonadado, como una persona opinaba en la radio, que el hecho de que la asesina de Solsiret haya sido una militante feminista, destruye toda la propuesta del movimiento feminista; según este extraño personaje, este hecho demuestra, a su entendimiento, que no solo los hombres matan a las mujeres y que el feminismo solo aporta odio hacia los hombres.
Dentro de esa lógica, si un militante de un partido político comete un crimen, esto traería abajo todo el discurso político de dicha organización y los miembros de la misma caerían en la misma calificación del trasgresor; nada mas absurdo, solo imaginable en una mente afiebrada por una ideología pertinaz.
Hay que entender que el machismo es parte de una cultura cultivada durante siglos, que esta entronizada en la mente de nuestra población, es decir, no solo los hombres son machistas, sino que la mayoría de las mujeres también lo son, es más, son las mujeres, en su papel de madres, quienes dan el mayor impulso a la continuidad del machismo, inculcando estos esquemas sociales equivocados a los hijos.
El machismo no va a desaparecer en el corto plazo, también hay que ser conscientes de ello, pero esta constatación no desmerece en nada absolutamente la lucha necesaria que todos debemos respaldar y desarrollar para cambiar esta realidad.

lunes, 3 de febrero de 2020

POST E-26


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¿Qué podemos decir al día siguiente de las elecciones? ¿nos sorprenden algunos resultados? Ciertamente, ¿nos decepcionan los mismos? También, pero tenemos que reconocer que no es un resultado dramático y tiene explicaciones muy bien sustentadas.
Si no hubiéramos sido tan optimistas con nuestras propias convicciones hubiéramos tenido una mejor aproximación al panorama que se presenta hoy.
Soy un votante de izquierda y me costo asimilar el intento de alianza de Verónica Mendoza con Cerrón y Goyo, así que puedo imaginar la sensación que produjo entre otros simpatizantes no tan informados; hay alianzas que, en vez de sumar, restan y esta fue una de ellas, aunque finalmente no se llegó a concretar marcó el destino de Juntos por el Perú, pagando el precio con el alejamiento de importantes figuras políticas como Marisa Glave e Indira Huilca.
Para los críticos es fácil ahora, sumar los números y decir que si se hubieran unido con Perú Libre y Democracia Directa habrían superado ampliamente la valla electoral, pero hay que entender que en política estos números no se suman tan convencionalmente, más allá de los militantes fieles a la línea política de su organización, el voto de los que simpatizaron con una de las organizaciones no lo hubieran captado si hubieran estado unidos a la otra organización y viceversa por supuesto.
Por otro lado, ¿es tan importante llegar a poner representantes en el congreso, sin importar con quien te unes y a quienes llevas de cola? ¿O es mas importante consolidar tu organización con un planteamiento coherente y personas que puedan sostener responsablemente una línea política?
Juntos por el Perú es, obviamente, solo una fachada de Nuevo Perú para conseguir participar en las pasadas elecciones congresales, le toca ahora reforzar el trabajo de organización y esperar que este nuevo congreso apruebe las reformas políticas planteadas para conseguir su inscripción propia.
El Frente Amplio ha conseguido pasar la valla electoral gracias a que ha sabido aprovechar la ventaja que sus posiciones en el clausurado congreso le brindaron, además de que su símbolo ya tenía un nivel de marketing habiendo participado en anteriores elecciones; la unidad con Nuevo Perú hubiera elevado la potencialidad del voto, pero el factor disolvente ha sido siempre la personalidad egocéntrica de Marco Arana.
El voto fuerte de la izquierda en el sur ha sido recogido por Unión por el Perú, con las propuestas radicales extremistas de Antauro Humala, el votante de izquierda decepcionado por las disensiones internas de la izquierda y ante el negativo impacto de anular su voto, encontró en este grupo lo mas parecido a una oposición de izquierda.
La izquierda esta estancada hace mucho tiempo en sus mínimos porcentajes electorales, no solo porque no logra desarrollar cierto nivel de unidad, ni por la extensa campaña para terruquearla o calificarla de castro-chavista.
El estancamiento se produce porque no ha podido hasta ahora plantar una bandera que marque una gruesa línea de diferencia ideológica con la derecha, las propuestas de la izquierda no pasan de ser una colección de reivindicaciones muy populares entre los sectores más golpeados de la población, pero son reivindicaciones bastantes generales, que finalmente no se diferencian de las mismas promesas que cualquiera de las organizaciones de la derecha pueden hacer suyas en sus campañas electorales, ya que están acostumbrados a prometer cualquier cosa para obtener los votos ciudadanos.
Es fácil ofrecer mas seguridad ciudadana, eliminar peajes injustos, incrementar los puestos de trabajo, aumentar las pensiones a los retirados, facilitar los créditos a las pequeñas y microempresas, apoyar la economía agraria, luchar contra la corrupción, etc., etc., cuando no existe un proyecto sostenible para ejecutarlo, que garantice de donde se van a obtener los recursos tanto logísticos como financieros requeridos.
El cambio de constitución podría ser, ciertamente, un punto de quiebre con la derecha, pero no basta levantar esta bandera en sí misma, necesitan darle un contenido real, para reorientar el país, romper con el actual sistema perverso que sostiene la inequidad social existente, además de crear un proceso de representación política que vincule fuertemente al representante con sus electores y un marco legal que garantice la participación, información y trasparencia del sistema político.
El votante de derecha que ha sido consciente del daño cometido por el aprofujimorismo al sistema político, ha dejado atrás su apoyo a Fuerza Popular, pero que no está dispuesto a darle un espaldarazo a otra organización como vientre de alquiler que postula offsiders, con una base política muy rala; estuvo buscando consolidación, formalidad, estabilidad, confianza, pero la destrucción institucional que ha sufrido el país no le deja mucha opción; lo mas cercano que pudo encontrar fue Acción Popular, una institución política de larga data y que saca provecho del éxito municipal que tuvo en Lima, además del arrastre de votos que genera la figura de Johny Lescano, a pesar de que las fuertes pugnas internas por el poder  hacen presentir un rompimiento entre las diferentes líneas que se perfilan; sin embargo los electores de la derecha se sienten mejor representados en esta organización.
Fuerza Popular ha quedado reducido, como suponíamos, a su mas baja expresión, con los votos de sus militantes y de aquella gente de barrios pobres que en algún tiempo recibieron una dadiva, especialmente durante el gobierno de Alberto Fujimori; el fujimorismo no ha muerto, pero su supervivencia es solo cuestión de tiempo.
El FREPAP, una organización política antigua, que ha estado pugnando siempre por obtener una mejor posición, atravesada de punta a punta por un sectarismo religioso anacrónico, con sus adherentes, mejor llamarlos fieles, asimilados en la amazonia peruana y brasileña, en pueblos alejados de la modernidad urbana; logra hoy su mas expectante performance, gracias a la dispersión del voto y el voto de rechazo a lo que representa la política peruana actual; pero es en esencia un voto golondrino, que no refleja la verdadera fuerza electoral de este grupo.
Las demás organizaciones son solo cascarones que se alquilan al mejor postor para quienes tratan de llegar a una posición política de la cual aprovecharse, Alianza para el Progreso, Podemos, con su estrella Daniel Urresti, encantando al elector con su propuesta autoritaria, el Partido Morado usando a Gino Costa y Alberto De Belaunde para jalar votos y Somos Perú, han sido la elección de todos aquellos que estaban hartos de la corrupción, el obstruccionismo, el blindaje que ha mostrado la derecha tradicional en estos últimos años, pero tampoco se encuentran preparados para aceptar una opción de izquierda, porque no le ha llegado aun una propuesta con la que se pueda identificar, que lo convenza de ser parte del proyecto.
Un proyecto de izquierda tiene que ser radicalmente antisistema, coherente en los diferentes niveles sociales y realísticamente sustentado para poder ganarle el espacio político a la derecha y construir la confianza del ciudadano; la unidad llegara en el camino.