La moción de vacancia presidencial, el ineficaz manejo
de la emergencia sanitaria, la crisis económica y el continuo enfrentamiento
entre los poderes ejecutivo y legislativo, nos muestran al desnudo todos los vacíos
de un sistema diseñado para perpetuar la distancia social entre sus estratos.
La opereta, montada por el congreso, con tintes de escándalo,
desatada por ciertos audios escamoteados de palacio de gobierno, trata de
ponernos en la posición de tener que optar por defender la posición de uno de
los implicados en contra del otro, pero tal dicotomía no es aceptable.
El presidente no merece ser vacado a causa de unos chismes
de comadres captados bajo la mesa, pero si merece ser investigado y sometido a
la ley por su pésimo manejo de la emergencia sanitaria, priorizando el apoyo económico
millonario a las grandes empresas agrupadas en la CONFIEP, dejando abandonadas
a las familias que no cuentan con un ingreso fijo para sobrevivir, así como por
rodearse de “consejeros” inescrupulosos y de dar empleo a personas de su
entorno que no tienen las calificaciones necesarias.
El congreso, por otra parte, merece totalmente el
desprestigio al que es sometido, por su cantinflesco intento de usurpación del
poder, cuyo fin inconfesable es manipular las elecciones venideras con intención
de mantener sus cuotas de poder y defender a sus otorongos de todas las
acusaciones por las cuales son investigados muchos de sus miembros, empezando
por su propio presidente; lo que explica además sus intentos de implicar
groseramente a los fiscales anticorrupción que tienen en sus manos las
investigaciones que los sindican.
Gracias a que sus planes se vieron fracasados se consiguió
que aprobaran la prohibición para postular a los condenados en primera
instancia, pero la reforma política que el Perú necesita va mucho más allá, ellos
aun seguirán luchando para conservar su inmunidad, la que les brinda impunidad
frente a sus fechorías; para evitar la trasparencia de las finanzas de los
partidos y sus campañas electorales, porque necesitan seguir recibiendo el
dinero negro bajo la mesa que les permite comprar la propaganda en los medios y
así asegurarse el voto desinformado; para desconocer la propuesta de elecciones
primarias dentro de los partidos, porque eso les permite manipular las
candidaturas y asegurarse que solo sus allegados incondicionales tengan
oportunidad de ser elegidos; para censurar el voto potestativo, porque el voto
obligatorio lleva a las urnas a la gente sin convicción y que mayormente no les
importa quienes puedan salir elegidos, además que les brinda la oportunidad de
sentirse respaldados por una ingente cantidad de votantes, siendo esta una representación
vacía porque no simboliza la voluntad ciudadana.
La pandemia ha dejado ver ante toda la ciudadanía que
nuestro sistema social no representa la voluntad ciudadana, los congresistas
elegidos velan por sus intereses particulares y defienden las prerrogativas de
su grupo antes que las necesidades de sus electores; que no tiene como
prioridad el bienestar de la mayoría de la población, nunca se prestó atención a
mejorar los sistemas de educación y de salud pública, y cuando enfrentamos una
emergencia, se soltó miles de millones para sostener a la gran empresa mientras
que a la población se le dio como una migaja un bono de 760 soles y solo
direccionado a cierta franja que figuraba en sus padrones como extrema pobreza;
que todos los años en los que el país mostro un encumbramiento económico internacional,
solo beneficiaron a los sectores pudientes, nunca a los más necesitados.
La principal falencia del Perú como país es que todos
sus gobernantes han persistido en mantenerse en el poder encimándose en la
ignorancia de la población; tenemos una democracia fallida, restringida, no por
una dictadura feroz, sino por la ignorancia popular que se perpetua a través del
sistema; desde la guerra de independencia seguimos atascados en el caudillismo,
buscando como borregos un salvador a quien seguir indiscutidamente; no tenemos
aun la fuerza y la inteligencia para hacer surgir verdaderos líderes, no que
nos arrastren tras ellos, sino a los cuales empujemos hacia adelante para hacer
surgir la verdadera patria.
La base fundamental de una nación es su potencial
humano, las civilizaciones que sobresalen en el mundo son las que invierten en
dos pilares esenciales: educación y salud, lo que significa mantener el cuerpo
sano y la mente brillante, a partir de este capital humano todo es posible, podemos
construir una sociedad sólida y sostenible.
Esta reflexión nos hace sentir la urgencia con la que
necesitamos plantearnos un nuevo pacto social, como lo definía Rousseau, porque
el que vivimos no es funcional, nos ha demostrado todas sus flaquezas; diseñar un
nuevo pacto social significa cambiar la constitución vigente, producto de una
dictadura, y poner a trabajar en ello a las mas destacadas mentes dentro de los
diversos sectores políticos que pretenden dar una visión diferente del país.
El Perú esta aun en proceso de formación, la construcción
de una republica legitimada seria un gran paso adelante en ese camino.