La lucha del pueblos en la selva alta siempre preocupa al gobierno, muchas son las veces que altos funcionarios han tenido que viajar a la zona para dialogar con los agricultores sembradores de hoja de coca, nada más que para reconocer la justicia de los reclamos de dichos campesinos, se deja en evidencia que el gobierno peruano nunca tuvo una política antinarcóticos, simplemente hemos estado aplicando la política antinarcóticos norteamericana, son varias ya las oportunidades en que el gobierno se comprometió a suspender temporalmente la erradicación forzada de los cultivos de hoja de coca. Pero la reacción de los incondicionales del gobierno norteamericano le pusieron inmediatamente la puntería e hicieron que se retractara,.
Pero, ¿qué es lo que hay detrás de toda esta parafernalia? Es conocido que las estructuras del crimen organizado, se asemejan a pirámides escalonadas, en lo ancho de la base se extienden los operadores de pequeñas cantidades y los distribuidores que entran en contacto con el consumidor directo; conforme se asciende por los escalones de la pirámide, las operaciones se concentran, las responsabilidades se hacen mas importantes y el manejo es mas complejo, en la cúspide de la misma se encuentran los sustentos ideológicos, las fuentes financieras y los beneficiarios finales del negocio. Tratándose de un negocio ilegal y clandestino, obviamente cada escalón presenta una fuerte compartimentación de información y renovadas medidas de seguridad, con la finalidad de evadir la acción de los aparatos policiales. Sin embargo a política del gobierno norteamericano insiste no en golpear a la cúpula, donde se hacen los grandes negocios de la droga, cuyos bunker se enclavan en EE.UU. o Europa, sino en los países productores, se movilizan grandes recursos atacando la hoja de coca, deteniendo a los traqueteros, destruyendo sus pistas de aterrizaje y los pequeños laboratorios enclavados en medio de la agreste selva amazónica. Todos conocemos que el narcotráfico es un muy buen negocio, en este circuito se mueven no millones, sino ¡billones de dólares anualmente! ¿Quienes son los que finalmente meten en su bolsillo la gran tajada de todo este negocio mundial? Las inmensas ganancias que genera este negocio se deben principalmente a su carácter ilícito, la violencia, la corrupción, e infinidad de delitos conexos que trae el narcotráfico y son consecuencia directa de la ilegalidad de este comercio; levantemos un poco mas la mirada, ¿son realmente estas drogas alucinógenas el mayor peligro para nuestra sociedad? a pesar de la gran dosis de violencia, corrupción y gangrena moral que trae consigo el narcotráfico, la causa de la altísima tasa de utilidad que este negocio provee, es su carácter ilegal, dentro del mercado capitalista, el precio está regido por la oferta y la demanda; entonces, dirigiendo sus grandes capacidades en ataques a la base de la pirámide, arruinando los medios de los productores, se disminuye o por lo menos se controla la cantidad de la oferta disponible en el mercado, sin necesidad de quebrar la organización en sí misma, es decir, sin dañar el negocio, lo que logra el objetivo de mantener los precios altos y proteger las ganancias de los beneficiarios finales. No debemos olvidar que esas ingentes cantidades de dinero producidas ilegalmente, no se quedan en dicho circuito mas que en mínima parte, grandes cantidades de ello, van a servir de capitales reciclados que sostendrán gobiernos, corporaciones y grandes transnacionales que dan vida al gran “libre mercado” neoliberal.
Aceptemos finalmente que gran parte de la hoja de coca cultivada va a alimentar al narcotráfico, aun así no es una solución aceptable atacar irrestrictamente los cultivos, ellos son el eslabón más débil de la cadena, nadie se hace millonario plantando coca, con las justas logran sobrevivir con algunas comodidades en relación al promedio de la zona, siendo como son, el último escalón de la pirámide son fácil y rápidamente reemplazados cada vez que son capturados o destruidos sus laboratorios, hay evidentemente otros dos eslabones en donde se mueven importante capitales y sin los cuales no se concreta el negocio, el de los insumos químicos y el del lavado de activos, ¿Por qué se abandona concientemente estas otras ramas del narcotráfico y se privilegia el ataque a los mas pobres y desamparados? ¿no desea chocar contra los intereses políticos y financieros que están afincados en estas actividades?
Actualmente está sobre la mesa una discusión muy difundida acerca de la legalización de la marihuana, varios Estados tienen en su carpeta de trabajo en sus respectivos congresos proyectos de ley en este sentido, y es que poco a poco se va levantando la cortina que vetaba esta discusión con tabú, y más gente se va dando cuanta de los verdaderos intereses que se mueven detrás de las actividades económicas del narcotráfico.
Es cierto que muchos riesgos se abren con la legalización de las drogas alucinógenas, los daños personales para la salud de los consumidores, los cuales podrían incrementarse con la legalidad y también los daños sociales, a partir de los delitos que pueden ser cometidos bajo la influencia de los alucinógenos; pero tenemos que ser conscientes también que una vez legalizado el consumo, la comercialización podrá ser controlada por el Estado, tanto en la calidad, para que sus efectos sean lo menos dañinos posibles, como en su distribución, estableciendo restricciones suficientes para minimizar al máximo las consecuencias, tal como se hace actualmente con el tabaco y el alcohol; siempre el consumo y la adicción serán una carga negativa para nuestra sociedad, nadie puede justificarlas, pero tenemos que replantearnos la forma como enfrentamos este problema, pues evidentemente la forma como lo estamos haciendo hoy en día no es la más adecuada.
En este sentido, ¿Acaso no se tiene en consideración que los más recientes estudios científicos en Harvard, están demostrando que, tomando en cuenta las daños físicos directos, los indirectos asociados, los daños psicologicos y los daños sociales, el alcohol se presenta como la droga más dañina en 75%, mientras el LSD muestra un 50% junto con el extasis, la marihuana un 25% y otros ansiolíticos están alrededor del 10%? y digamos en este aparte también que es el tabaco, el que causa mayor cantidad de muertes como consecuencia directa de su consumo. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Ciertamente, las drogas alucinógenas, por ser más concentradas, presentan mayor facilidad para la adicción, pero es tarea de nosotros intervenir en la educación para hacer que esos peligros sean evitados como una opción personal de cada individuo, además de poder ofrecer verdaderos programas de rehabilitación a todos los afectados; aún con todos los riesgos a los que nos enfrenta en consumo legal, un balance frente a los daños que perpetra el narcotráfico, no solo con las adicciones, sino con los delitos derivados, de asesinatos, robos, corrupción, prostitución, secuestros, violencia social, así como el enriquecimiento ilícito, me permite pensar que conseguiríamos un balance positivo, incluyendo las ingentes cantidades de dinero dedicadas a las políticas antinarcóticos que se ahorrarían los gobiernos y que más bien se beneficiarían con las tasas impositivas que entrarían al fisco provenientes de este comercio. Algo está cambiando, por lo menos tenemos la oportunidad de pensar acerca de ello y discutir libremente sin prejuicios ni etiquetas.
En este sentido, ¿Acaso no se tiene en consideración que los más recientes estudios científicos en Harvard, están demostrando que, tomando en cuenta las daños físicos directos, los indirectos asociados, los daños psicologicos y los daños sociales, el alcohol se presenta como la droga más dañina en 75%, mientras el LSD muestra un 50% junto con el extasis, la marihuana un 25% y otros ansiolíticos están alrededor del 10%? y digamos en este aparte también que es el tabaco, el que causa mayor cantidad de muertes como consecuencia directa de su consumo. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Ciertamente, las drogas alucinógenas, por ser más concentradas, presentan mayor facilidad para la adicción, pero es tarea de nosotros intervenir en la educación para hacer que esos peligros sean evitados como una opción personal de cada individuo, además de poder ofrecer verdaderos programas de rehabilitación a todos los afectados; aún con todos los riesgos a los que nos enfrenta en consumo legal, un balance frente a los daños que perpetra el narcotráfico, no solo con las adicciones, sino con los delitos derivados, de asesinatos, robos, corrupción, prostitución, secuestros, violencia social, así como el enriquecimiento ilícito, me permite pensar que conseguiríamos un balance positivo, incluyendo las ingentes cantidades de dinero dedicadas a las políticas antinarcóticos que se ahorrarían los gobiernos y que más bien se beneficiarían con las tasas impositivas que entrarían al fisco provenientes de este comercio. Algo está cambiando, por lo menos tenemos la oportunidad de pensar acerca de ello y discutir libremente sin prejuicios ni etiquetas.
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