La matonería y el lenguaje
de la calle sale a relucir en el comportamiento de los padres de la Patria, su mayoría
parlamentaria, la cual parece haber sido especialmente escogida por sus récords
delincuenciales, y más aun contando con
su eficacia para manejar a los fujitrolls,
lo cual les alimenta esa ansiedad por el poder que los lleva a tratar de copar
las instituciones del Estado; pasaron de los ministros, al fiscal de la nación,
a los magistrados del Tribunal Constitucional, y pronto será al propio Presidente
de la Republica; ellos se sienten intocables.
¿Recuerdan la situación
política del país después de la caída de Fujimori? Siempre pensé que fue una oportunidad
perdida de reconstruir el Perú, en esos momentos, no solo la clase política,
sino la mayor parte de la estructura del Estado fue demolida por los escándalos
de corrupción demostrados en los vladivideos; era la oportunidad perfecta para
derogar la Constitución Política creada por la dictadura, era el momento de
repensar nuevamente en que tipo de sociedad queremos vivir, que clase país heredaremos
a las siguientes generaciones, y convertirnos en pioneros en América Latina con
la fundación de un nuevo tipo de Estado.
Lamentablemente no sucedió,
no había una fuerza renovadora en la política peruana que tuviera, ni la visión,
ni el respaldo suficiente para asumir tan fastuosa tarea; el lobby de políticos
profesionales se restauró, seccionaron las cabezas visibles del increíble aparato
de corrupción institucionalizada que construyo Montesinos, restablecieron el
sistema basándose en la Constitución Fujimorista y continuaron aprovechándose de
las ventajas que la red montesinista les proporcionaba; en suma, algo cambio,
para que todo siga igual; prueba de ello son los escándalos políticos que hoy
salen a relucir.
El caso Lava Jato y la
red de corrupción que ha puesto a descubierto Odebrecht, es una nueva oportunidad
de pasar a retiro a toda esa clase política que nos ha estado dominando;
ninguno de los partidos tradicionales queda fuera de la red de corrupción; ya
con Alberto Fujimori en prisión, Ollanta también, Toledo con orden de captura, Alan
y Keiko investigados, PPK con acusaciones graves, todos desesperados para tratar
de salir limpios de este embrollo, también alcaldes y gobernadores regionales están
cayendo; todos deberían ir a prisión e incautarles sus patrimonios como parte
de la reparación que deben al Estado.
Urge el nacimiento de
una nueva clase política en el Perú, una fuerza de reemplazo a los viejos
corruptos politiqueros que han lucrado del erario nacional, explotando sus
riquezas y a sus ciudadanos.
Una clase política
intelectual y honorable, con la suficiente inteligencia para razonar con sus
opositores, pero con la suficiente decisión para imponer la justicia.
Los políticos no pueden
seguir usando los modales del callejón, usando la ofensa personal, las amenazas
y la diatriba para descalificar al oponente.
Quienes tienen edad suficiente
recordaran las famosas polémicas entre Mariátegui y Haya de la Torre, dos
grandes líderes políticos con posiciones en conflicto; con partidos opositores,
pero que jamás recurrieron a bajezas o adjetivos personales, siempre fueron antagónicos,
pero demostraban respeto uno por el otro, porque tenían tras de sí propuestas
sociales; igualmente como los representantes de otras tiendas políticas, no
eran simples trabajadores succionando el erario nacional, eran políticos de
verdad; a diferencia de la actual clase política que nos domina, solo pretenden
el poder para asegurar su propio beneficio.
Vuelvo a insistir, es
el tiempo para un recambio de todos estos dinosaurios de la política, la crisis
actual seria la justificación perfecta para su remoción; pero, nuevamente,
necesitamos de una fuerza organizada, con un proyecto de país, con la suficiente
decisión política para hacerse cargo de la tarea ¿la tenemos? Mucho me temo que
aun no esta lista, la corriente va en esa dirección, los núcleos básicos están creciendo,
pero aun falta camino por recorrer.
Estamos viendo lo que
parece demostrar que aún existe un foco honesto en el poder judicial, ojalá se
afirme y expanda para limpiar al país de esa lacra social, nuestra esperanza de
un Perú con justicia no va a rendirse ante la delincuencia política.
Constituir una fuerza política
honesta, que impulse el cambio de nuestra Constitución, que buscando el
consenso construya una patria deseada, devolviendo el poder al ciudadano común.
Esa debe ser nuestra meta.
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