martes, 12 de diciembre de 2017

NO SABES CON QUIEN TE METES



La matonería y el lenguaje de la calle sale a relucir en el comportamiento de los padres de la Patria, su mayoría parlamentaria, la cual parece haber sido especialmente escogida por sus récords delincuenciales,  y más aun contando con su eficacia  para manejar a los fujitrolls, lo cual les alimenta esa ansiedad por el poder que los lleva a tratar de copar las instituciones del Estado; pasaron de los ministros, al fiscal de la nación, a los magistrados del Tribunal Constitucional, y pronto será al propio Presidente de la Republica; ellos se sienten intocables.
¿Recuerdan la situación política del país después de la caída de Fujimori? Siempre pensé que fue una oportunidad perdida de reconstruir el Perú, en esos momentos, no solo la clase política, sino la mayor parte de la estructura del Estado fue demolida por los escándalos de corrupción demostrados en los vladivideos; era la oportunidad perfecta para derogar la Constitución Política creada por la dictadura, era el momento de repensar nuevamente en que tipo de sociedad queremos vivir, que clase país heredaremos a las siguientes generaciones, y convertirnos en pioneros en América Latina con la fundación de un nuevo tipo de Estado.
Lamentablemente no sucedió, no había una fuerza renovadora en la política peruana que tuviera, ni la visión, ni el respaldo suficiente para asumir tan fastuosa tarea; el lobby de políticos profesionales se restauró, seccionaron las cabezas visibles del increíble aparato de corrupción institucionalizada que construyo Montesinos, restablecieron el sistema basándose en la Constitución Fujimorista y continuaron aprovechándose de las ventajas que la red montesinista les proporcionaba; en suma, algo cambio, para que todo siga igual; prueba de ello son los escándalos políticos que hoy salen a relucir.
El caso Lava Jato y la red de corrupción que ha puesto a descubierto Odebrecht, es una nueva oportunidad de pasar a retiro a toda esa clase política que nos ha estado dominando; ninguno de los partidos tradicionales queda fuera de la red de corrupción; ya con Alberto Fujimori en prisión, Ollanta también, Toledo con orden de captura, Alan y Keiko investigados, PPK con acusaciones graves, todos desesperados para tratar de salir limpios de este embrollo, también alcaldes y gobernadores regionales están cayendo; todos deberían ir a prisión e incautarles sus patrimonios como parte de la reparación que deben al Estado.
Urge el nacimiento de una nueva clase política en el Perú, una fuerza de reemplazo a los viejos corruptos politiqueros que han lucrado del erario nacional, explotando sus riquezas y a sus ciudadanos.
Una clase política intelectual y honorable, con la suficiente inteligencia para razonar con sus opositores, pero con la suficiente decisión para imponer la justicia.
Los políticos no pueden seguir usando los modales del callejón, usando la ofensa personal, las amenazas y la diatriba para descalificar al oponente.
Quienes tienen edad suficiente recordaran las famosas polémicas entre Mariátegui y Haya de la Torre, dos grandes líderes políticos con posiciones en conflicto; con partidos opositores, pero que jamás recurrieron a bajezas o adjetivos personales, siempre fueron antagónicos, pero demostraban respeto uno por el otro, porque tenían tras de sí propuestas sociales; igualmente como los representantes de otras tiendas políticas, no eran simples trabajadores succionando el erario nacional, eran políticos de verdad; a diferencia de la actual clase política que nos domina, solo pretenden el poder para asegurar su propio beneficio.
Vuelvo a insistir, es el tiempo para un recambio de todos estos dinosaurios de la política, la crisis actual seria la justificación perfecta para su remoción; pero, nuevamente, necesitamos de una fuerza organizada, con un proyecto de país, con la suficiente decisión política para hacerse cargo de la tarea ¿la tenemos? Mucho me temo que aun no esta lista, la corriente va en esa dirección, los núcleos básicos están creciendo, pero aun falta camino por recorrer.
Estamos viendo lo que parece demostrar que aún existe un foco honesto en el poder judicial, ojalá se afirme y expanda para limpiar al país de esa lacra social, nuestra esperanza de un Perú con justicia no va a rendirse ante la delincuencia política.
Constituir una fuerza política honesta, que impulse el cambio de nuestra Constitución, que buscando el consenso construya una patria deseada, devolviendo el poder al ciudadano común. Esa debe ser nuestra meta.


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