Después de un agonizante
preámbulo, donde los implicados usaron todas sus artimañas para evitar que
diera los nombres de los políticos “aceitados”, finalmente Barata dio su declaración
a los procuradores peruanos, y dijo lo previsto, tiene las pruebas de que
Odebrecht, a través de la “caja 2” financio a los partidos políticos que tenían
posibilidades de acceso al poder, menciono a los Fujimori, Alan García, Toledo,
Humala, y también a Kuczynski, todos los políticos
de primera línea están en la nomina de la empresa trasnacional; por supuesto nadie es ingenuo de pensar que una
gran empresa aporta millones del fondo de sus negocios por su gran sentido
social, sin esperar una retribución, estos fondos no son más que una inversión de
riesgo, si el candidato asume el poder obtienen privilegios en las licitaciones
del Estado.
¿Pero que sucede ahora
que se sabe la dirección que siguieron de los fondos de la corrupción? Nada.
Es más, se dan el lujo de modificar la Constitución de la Republica, con un reglamento interno del Congreso, mediante una votación simple, hecha aprobar entre gallos y medianoche, solo para asegurar sus curules y mantener vigente esta especie de dictadura parlamentaria.
Keiko ha convertido a la comisión de ética del Congreso en una guillotina para quienes le den la espalda; en primer lugar, recluto a sus congresistas entre gente con dudosa reputación, para así asegurarse sus lealtades, y ahora en su batalla contra Kenji usa esta arma para conservar su mayoría.
Ella quiere vacar a PPK,
pero esta asegurándose de tener a Vizcarra bajo sujeción, controlando la
censura de sus ministros.
La clase política peruana, si cabe llamarla
clase, esta podrida, es evidente que dan manotazos de ahogado por todos lados, pero
el sistema puede aceptar una crisis, mas no su extinción, ya los medios, de la cadena
Graña y Montero, están promocionando su relevo, de pronto aparecen en las
encuestas ilustres desconocidos como Guzmán con sus moraditos levantando las banderas
sionistas, o Barnechea el ex candidato a alcalde de Lima por el Apra, como
outsiders dispuestos a ingresar con las manos limpias, protagonistas del
recambio neoliberal.
Por supuesto que la “comunista”
Verónica Mendoza tiene que ser bloqueada, por “terrorista”, poe “chavista” ya que
el cambio constitucional que propone implica la desarticulación del sistema de representación
que sustenta su poder, y además está planteando una política de equidad social
que menoscabaría las ganancias de las grandes empresas, y eso no es aceptable desde
ningún punto de vista.
La pregunta que surge es:
¿seguirá mucha gente dejándose embaucar por un táper y una bolsa de arroz?... ¿hasta cuándo?
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