miércoles, 8 de mayo de 2019

¿LA CORRUPCION EN EL SISTEMA O EL SISTEMA DE LA CORRUPCION?


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A partir del desenlace del caso Lavajato y la valiente actuación de un grupo de policías, fiscales y jueces en la lucha contra la corrupción en la política, se vienen alzando voces  denunciando como un abuso la aplicación de las prisiones preventivas para estos personajes, sacando, de sus libros de leyes, la explicación de que la prisión preventiva es una medida excepcional, un ultimo recurso contra la libertad de un investigado, pues debe priorizarse la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario.
Tienen razón los jurisconsultos al respecto, aunque hay que decir que nunca se les escucho un clamor cuando, en todos los años que se viene aplicando esta medida, miles de personas sufren esta carcelería por largos periodos hasta que la fiscalía construye una acusación y un juez dictamina su causa; es que se trataba de simples ciudadanos comunes y corrientes,  solo ahora que se toca a los señores de cuello y corbata, que han detentado posiciones de poder, alguien se preocupa del abuso de la ley.
Pero les doy la razón en el punto que la privación de la libertad de un individuo es siempre una medida excepcional, el punto es que el país está viviendo una etapa histórica excepcional también, lo que justifica plenamente la ejecución de medidas excepcionales; nunca antes en la historia se había visto desfilar tantas pruebas de corrupción generalizada en todos los ambientes del Estado, a tantos políticos y funcionarios despachándose del erario nacional, vendiendo nuestros recursos al mejor postor en provecho propio, coligándose con delincuentes comunes para cometer sus fechorías y blindándose entre ellos para evadir la justicia, con todo descaro frente a la opinión pública; estamos pues en tiempos excepcionales y no es un abuso dictaminar las prisiones preventivas para estos delincuentes de cuello y corbata, es más, pienso que deberían activarse mucho más, puesto que estamos presenciado como tienen facilidades, con el contubernio de algunas autoridades, para escapar del país y evadir sus responsabilidades ante la justicia.
La actuación de estos jóvenes fiscales, de la nueva guardia, que se han comprado el pleito de la lucha contra la corrupción, caiga quien caiga, teniendo que superar todos los obstáculos que los guardianes del sistema, aun dentro de sus propios organismos, les ponen para tratar de sacarlos del camino que se han trazado, es muy valiente y valiosa para tratar de limpiar el aparato del Estado de esta terrible lacra, pero hay una cosa que debemos tener muy presente, no se trata solo del clan de los Fujimori, ni de Alan y sus búfalos, ni de PPK, ni de Humala y Nadine, ni de Toledo, ni de los Cuellos Blancos del Puerto o de los Huachiturros, todos ellos son las cabezas visibles de todo un sistema bien montado de corruptela enquistado en las instituciones del Estado, es necesario dar muestras claras de que a la justicia no le tiembla la mano para castigar a estos miembros de la mafia y para esto las prisiones preventivas son una muy buena señal para la población y para el resto de corruptos de que hay firmeza en esta lucha y no claudicación; pero no es suficiente, tenemos que aprender la lección de los errores que cometimos cuando echamos abajo la dictadura fujimorista, cuando se dio prisión a las cabezas visibles, a los responsables políticos, pero se dejo intacto el resto de este sistema organizado para enquistarse como parásitos en la estructura del Estado, a consecuencia de ello, volvieron a surgir nuevas cabezas que se encaramaron en esta organización criminal para aprovechar sus ventajas; si dejamos las raíces de esta organización intactas, solo será cuestión de tiempo para que nuevas cabezas broten y todo continúe igual; el sistema se retroalimenta y se recompone no importa quienes sean las figuras visibles, los rostros pueden cambiar cuantas veces sea necesario, pero el sistema sobrevive a las personas.
Esta es la importancia vital de reconocer que no solo existen individuos que hacen de la corrupción su medio de vida, sino que hay todo un sistema de corrupción que está socavando las instituciones de nuestra sociedad, que no se trata solo de meter presos a los corruptos, sino que hay que atacar el sistema en sí, este sistema que promueve o permite la corrupción, que  protege y trata con lenidad a los corruptos, es tiempo de acometer la tarea de impulsar los cambios necesarios en el modelo de crecimiento, de desarrollar mayores mecanismos de control ciudadano, de dotarnos de una nueva Constitución de la República que defina mejor el tipo de país en el que queremos vivir y que empodere al ciudadano común en las decisiones de estado.
Vivimos tiempos de cambio y es hora de demostrar que estamos a la altura que las circunstancias de la patria nos exigen.


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