jueves, 28 de abril de 2011

¿Ahora si estás seguro por quién vas a votar?
La campaña en los medios
Llegando a la recta final de las elecciones presidenciales, los ánimos aparecen soliviantados, las opiniones de la ciudadanía se polarizan dramáticamente, los medios exacerban esta polarización, cada uno de los candidatos aparece como la imagen del mismísimo diablo en la personificación de su oponente; los amigos, familiares, compañeros de trabajo y conocidos, se separan en trincheras irreconciliables, si no votas por mi candidato… no puedes ser mi amigo; ya se anuncian las desgracias y la catástrofe que azotarán el país si gana el candidato oponente, algunos incluso ya están haciendo sus planes para abandonar el país en caso que esto suceda, los más inseguros se lavan las manos y plantean el voto en blanco; todo el futuro parece ser un apocalipsis desde esta perspectiva.
La segunda vuelta electoral
Toda esta experiencia debería llamarnos a la reflexión para replantear este sistema de elección por segunda vuelta; aunque es la base de su fundamento, preguntémonos… ¿realmente se legitima en la ciudadanía un candidato que obtiene más de 50% en una segunda vuelta electoral?... ¿acaso con este método se respeta la preferencia del ciudadano, obligándolo a elegir entre dos únicas opciones en segunda vuelta? ¿van a variar las apreciaciones políticas del ciudadano porque ahora tiene solo dos candidatos entre los cuales elegir?
Más allá de la supuesta legitimación del candidato, esto debería movernos a reflexionar sobre los peligros que esta gran conmoción política causa en el cuerpo social del país, el manejo que se hace de la psicología de masas puede llegar a explotar en violencia fácilmente, los medios manipulan las mentes y luego pierden el control del monstruo de su creación; sin contar además con los enormes costos económicos que una campaña de esta naturaleza implica; la democracia significa tolerancia con la diversidad, no podemos intentar uniformizar las opiniones, ni las creencias; democracia significa, además del mandato de las mayorías, el respeto a las minorías; es el reconocimiento de que nadie es dueño de la verdad absoluta, todos vamos aprendiendo juntos en el camino.
Una legitimación se justificaría como realmente necesaria en el caso que los votos ciudadanos llegaran a tal dispersión que el candidato mayoritario no alcanzara un mínimo respetable, digamos que podría ser el 20% de los votantes, entonces cabría la figura de segunda vuelta, y aún entonces, respetando la diversidad y el derecho de las minorías, se pasaría a una segunda votación entre los cuatro candidatos más votados, o finalmente a la ratificación en el Congreso, evitando generar conmociones políticas y fortaleciendo así el sistema democrático.

Más allá del maniqueísmo especulativo
La verdad fría y desapasionada es que nadie es santo, ni demonio, cada uno de los candidatos tiene sus fuerzas y debilidades, como todos los seres humanos; estoy seguro que Keiko no querrá repetir los errores de su padre, tal como Alan no repitió sus desastres del primer gobierno… creó unos nuevos, pero eso es otra historia, actualmente  ya no hay terroristas que matar, la presión social le impediría amnistiar a su padre y a su padrino, por lo menos a jurado por Dios que no lo hará, además todos estarían con los ojos puestos en el fisco pues conocen sus mañas para apropiarse del dinero del Estado, así que le sería difícil volver a las andadas, en lo de la manipulación de las instituciones y los medios tendría que ser más cautelosa, dada la experiencia anterior, y por seguro que continuaría regalando bolsas de arroz y computadoras en los pueblos jóvenes, como hacía su padre; en el caso de Ollanta este evitaría asemejarse a Chávez, con quién tanto lo han comparado para asustar a los creyentes, las obligaciones con sus patrocinadores le obligarían a ser cauteloso con los cambios en el sistema económico, tiene que mantener las ganancias en el mercado, la presión internacional le obligaría a respetar los tratados firmados, nadie puede vivir aislado del mundo actualmente, y la presión interna causada por la expectativa política, le obligaría a ceder ante algunas demandas sociales, podrían también implementarse algunas regulaciones en defensa de los recursos naturales del país, aunque con mucha paciencia y dificultad, por otro lado los intelectuales de su entorno podrían generar algunas ideas interesantes para el desarrollo nacional; en suma, no hay ningún apocalipsis ad portas, los cambios que pudieran producirse en uno u otro sentido serían muy moderados.
El significado de la democracia en la posmodernidad
Esta reflexión debería hacernos recapacitar acerca de nuestro sistema de elección, bajo las circunstancias de los tiempos en que vivimos es ineficaz continuar utilizando la delegación de poderes, no deberíamos delegar en una persona, sea quien sea, el poder de hacer decisiones que afectan todo nuestro modo de vida, el poder de una persona es corruptor, y el poder absoluto es absolutamente corruptor, parafraseando a Lord Acton; el balance del poder necesita colectivizarse, lo más racional es tener un sistema de democracia representativa, donde las personas que sean elegidas solo pueden hacer aquellas cosas que por mandato ciudadano sean aprobadas, sin importar cual sea su opinión al respecto, nadie si no nosotros  podemos decidir qué es lo mejor para nosotros mismos, de tal manera que el desacato al mandato ciudadano no solo deviene en su inmediata destitución, sino en su enjuiciamiento y carcelería, por norma constitucional.
La tarea de una Asamblea Constituyente
Por supuesto que estas medidas necesitan ser tomadas dentro del marco de una Asamblea Constituyente, las reformas de segunda generación que modernizarían el aparato del Estado, quedaron en el saco de las promesas incumplidas después de la marcha de los cuatro suyos; de todas las recomendaciones preparadas por los expertos internacionales a inicios del milenio, nuestros gobernantes interesados solamente efectivizaron la venta de las empresas estatales, porque era lo que más les aprovechaba en su carrera de rapiña, para enriquecerse con el tesoro público; ahora necesitamos incidir con una mayor educación ciudadana para salir al encuentro de los cambios en este sentido, retomamos el tipo de educación que nos da la vida a través de la experiencia, y empezamos a ejercer toda la presión necesaria sobre la clase dirigente del país conducente a ejecutar la transformación que nuestro Perú necesita para enfrentar con éxito la era posmoderna, es decir la refundación de la Patria.
Lo que objetivamente debemos tener en cuenta
Si hoy día, racionalmente y sin apasionamientos decidimos votar por Ollanta, no es porque  estamos seguros que hará un grandioso gobierno y dará solución a todos los problemas que tenemos, ni porque, en oposición, especulamos que la alternativa fujimorista será  una catástrofe nacional y el apocalipsis anunciado, sino porque pensamos que a pesar de las dudas que se merece, el representa por el momento la mejor alternativa de desarrollo para el país, el respaldo que aquellos intelectuales de gran calidad hacen en su equipo de gobierno merecen la oportunidad de demostrar que cosa son capaces de construir en estos siguientes cinco años, y nuevamente recalcando: no hay cheque en blanco, solo la presión social y la movilización ciudadana, son capaces de mantener un control del poder por el momento, hay que mantenerse alerta y vigilante, esa es la consigna.
Por último, no se puede negar la evidencia y tal como reza el lema: podemos tener muchas dudas sobre Ollanta… pero de Keiko ¡tenemos pruebas!, esto es más que suficiente razón para decidir el voto, no queremos seguir aceptando la corrupción generalizada solo porque mejoró la economía, no queremos seguir aceptando los crímenes de estado solo porque acabó con el terrorismo, no queremos seguir aceptando el robo y latrocinio solo porque hizo algunas obras, no queremos seguir aceptando la dictadura solo porque no queremos aceptar la responsabilidad de tomar nuestras propias decisiones o porque no tenemos la fuerza moral para hacer respetar nuestros derechos.
Lo que en realidad somos
Espero que estas reflexiones realmente hagan meditar de manera personal a cada cual, lejos de la manipulación maniqueista proveniente de las informaciones que corren por los medios y las redes; capacidad ejercida porque somos individuos racionales y tenemos que asumir nuestras responsabilidades ciudadanas, así es la democracia.
Finalmente, todos, así como los individuos, los grupos sociales, las comunidades y los países, solo consiguen aquello que se merecen, por ende, nuestro próximo gobernante será solo aquel que realmente nos merecemos, sea por nuestras luchas y nuestros esfuerzos o sea por nuestras debilidades y negligencias, no hay lugar para pesares; ¿queremos cambiar esa realidad?... trabajemos en ello, no para las próximas elecciones, ya que un porcentaje mayor de votos cada cinco años no construirá la patria que queremos, lo que colocará a nuestro país en la vanguardia de la sociedad posmoderna, es el avance desde una democracia delegativa que se demuestra inoperante, hacia una democracia representativa, que se demuestre flexible e inclusiva, donde sea la voluntad ciudadana la que mueva los hilos del poder y no un puñado de políticos profesionales que la detentan en nombre de una masa de gente que desistió de ejercer su derecho a manejar sus propios destinos.

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