Esto es el fujimorismo con Keiko
Carlos Angulo Rivas
Keiko Fujimori finalizó su campaña para la primera vuelta diciendo, sin pelos en la lengua, que “el mejor gobierno del Perú fue el de su padre”. Hoy la mafia corrupta que la rodea, incluido el campeón de los tránsfugas, Rafael Rey Rey, quien cambió de camiseta ocho veces seguidas, afirma que ella era una niña cuando su progenitor cometía los desmanes pecuniarios y crímenes que cometió. Esta mafia bien aceitada no quiere recordar que la hija, por ambición desmedida, aceptó la defenestración de su madre, doña Susana, y además permitió que la torturaran físicamente en el SIN, para luego ocupar su lugar como primera dama y parte integrante del régimen amoral de Alberto Fujimori. En la misma dirección, hoy el fujimorismo pretende avasallar el Poder Judicial. Como en los mejores tiempos de la dictadura de los delincuentes Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, la impresentable Martha Chávez, que ni siquiera ha juramentado como parlamentaria, ya exige cuentas a la Corte Suprema de Justicia y en especial al magistrado César San Martín, por haber sentenciado al ex dictador a 25 años de prisión por crímenes comprobados de lesa humanidad y por latrocinios cometidos, aceptados por él mismo, a fin de evitar investigaciones posteriores.
En el colmo de la insolencia, lo cual nos permite ver lo que sería una vuelta al régimen de la tiranía, la intolerancia y el sojuzgamiento de las instituciones, al puro estilo fujimorista, Martha Chávez cree todavía que los poderes del estado deben estar sometidos al poder político. Felizmente el juez San Martín San Martín ha respondido que “en una democracia no se puede confundir la libertad de expresión con las amenazas. Y añadió que los jueces tienen autonomía, independencia, responsabilidad y autoestima para emitir fallos y que pedirles que rindan cuentas sobre materia ya juzgada no se condice con los principios democráticos.
Como se conoce, Martha Chávez fue la promotora de la amnistía a los asesinos del grupo paramilitar Colina y aplaudió a morir la “carta de sujeción” de los altos mandos militares” al dictador Alberto Fujimori, una imitación a las cartas de los militantes de Sendero Luminoso al presidente Gonzalo, a decir verdades, una degradante vergüenza para la Fuerza Armada,
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