Uno de
los primeros temas acerca de los cuales los políticos deben empezar a ser
honestos es cómo piensan enfrentar el problema del desempleo, en todos los
planes de gobierno los candidatos presidenciales en época de elecciones
prometen impulsar aquellos sectores económicos que ocupan mayor mano de obra,
como la mejor solución para crear nuevos puestos de trabajo.
En gran medida porque esto es lo que la gente
quiere escuchar, sin embargo cualquier estudiante de ciencias sociales tiene
que haber leído la Tercera Ola de Toffler y El Horror Económico de Vivian Forrester,
lo que significa que no pueden
desconocer el impacto creciente de los avances tecnológicos sobre el uso
de la mano de obra, la más alta tecnología significa el reemplazo de mayor
cantidad trabajadores, poniendo más
desempleados en la calle; no hay forma de controlar esto, nadie puede hacerlo, cuanto
más se perfecciona la máquina, hace el trabajo más fácil y sencillo, pero así
como requiere de menor esfuerzo también disminuye la necesidad de intervención
humana; por tanto mienten intencionalmente quienes prometen acabar con el
desempleo, solo para no perder la preferencia de los electores.
Intentar
una solución al problema del desempleo apelando a manipular los sectores
atrasados de la economía, aparecería como un intento de retrasar la historia,
detener el progreso; es posible incrementar los puestos de trabajo
temporalmente en estas áreas, lo que incluso nos lleva a juzgar la calidad de
estos empleos, muchos de los cuales serán solo braceros mal pagados, en
trabajos de estación, pero aun así, a mediano plazo, conforme estas áreas se
vayan reactivando, ensancharan sus posibilidades de crecimiento y adquirirán
mayor tecnología con el fin de aumentar su productividad, por tanto
necesariamente tendrán que reducir el número de sus trabajadores para
sobrevivir en el mercado.
Son dos las formas esenciales por las cuales se
distribuye la riqueza de una nación, la primera por el trabajo a través de los
salarios y la segunda por los impuestos a través de los beneficios que con
ellos otorga el Estado a sus ciudadanos; en la primera línea de distribución
está demostrado que no hay avance posible, en primer lugar porque la oferta de
trabajo se reduce en forma ostensible e
imparable, y segundo porque el sistema de salarios diseñado por el
neoliberalismo solo hacen más ricos a los ricos y mucho más pobres a los
pobres, esa brecha entre pobres y ricos se hace más ancha y profunda con el
tiempo y corre aceleradamente.
En este punto la base de la reconstrucción
social está en la redistribución de la riqueza a través de los impuestos,
invirtiendo la tasa de contribuciones para beneficiar a los de menores ingresos
e incrementando la acción social del Estado.
Esto sería una solución justa e ideal si no
pasara en primer lugar por tener un Estado eficiente y libre de corrupción;
¿una utopía? … no lo creo así, la tarea pendiente es devolver el poder de
decisión política a los ciudadanos de quienes emana todo el poder del
Estado, arrancándola de manos de una
elite política traidora que la detenta y ostenta como propiedad heredada.
Crear este nuevo tipo de Estado que nos
represente como nación, requiere una nueva Constitución, que defina los poderes
del Estado, las funciones de las instituciones que lo conforman y la forma de
elegirlos.
Una circunstancia favorable que se presenta
actualmente es que la nación actualmente se regenta bajo una Constitución
inconstitucional, decretada bajo una dictadura para justificar su gobierno. Para
ello es necesario comenzar a trabajar en conseguir una mayoría en el Congreso.
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