El indulto se vino
trabajando desde tiempo atrás, hubo conversaciones consecutivas, se discutieron
las circunstancias en varias oportunidades, se hicieron distintas evaluaciones
sobre la reacción ciudadana, se envió emisarios para buscar apoyo
internacional, pero los resultados nunca fueron lo suficiente definitivos como
para empujar al presidente a tomar la decisión, ni siquiera con la
clasificación del Perú al mundial de futbol.
Realmente tuvo que
verse contra la pared, a unos cuantos votos para afrontar la vacancia y con la
única oportunidad de salvarse dando el indulto tantas veces dilatado, para que
diera el paso definitivo.
El show final en el
congreso fue una trampa desde el principio, una demostración de fuerza entre
Keiko y Kenji, el tema del indulto fue decidido días antes, si Keiko lograba
los 87 votos que necesitaba, ya estaba asegurada la renuncia de los dos vicepresidentes,
asumía Galarreta y convocaba a elecciones presidenciales, según su propia interpretación
del mandato constitucional, por supuesto en el entretanto se decretaba el indulto
al asesino; en el otro caso como vimos, PPK salva la vacancia pero es
amedrentado a firmar el indulto con fecha límite.
Para los que estaban
fuera del fujimorismo, no existía una opción válida, los habían puesto en una
encerrona política, donde tendrían que apoyar a Keiko o a Kenji en su lucha por
el poder dentro de sus filas; en este contexto Nuevo Perú estaba en el fiel de
la balanza, votar por la vacancia los llevaba a ponerse a la cola del
fujimorismo Keikista y darle el poder que ella busca para justificar sus ataques
contra el Fiscal de la Nacion, contra el Tribunal Constitucional, contra el
Poder Judicial; votar contra la vacancia significaba respaldar a un presidente que
ha demostrado una total ineptitud política, bajo serias acusaciones de corrupción,
y permitir ser usados por los Kenjistas para lograr su objetivos políticos; la abstención
tampoco era la mejor opción, pero no cabían mas posibilidades; la suerte estaba
echada y era una trama tejida cuidadosamente con anterioridad.
Repito, no es que PPK
no merezca ser removido de la presidencia, desde un principio demostró ser un
mentecato, incapaz de resolver los conflictos con los fujimoristas, con falta de
visión política, y con claros signos de corrupción; pero no era el momento de
hacerlo dando la fuerza que necesita Keiko para copar el poder y dar un golpe
institucional.
Nosotros sabemos, que ellos
saben que este indulto, forzado a mansalva, sin debido proceso, no se sostendrá,
no solo la lucha de las calles, sino la presión de los organizamos internacionales,
harán que sea revocada, pero para entonces el reo habrá huido a Japón, donde amparándose
en su doble nacionalidad y esperando el retorno las facilidades que presto a
ese país durante su dictadura, recibirá protección contra un pedido de extradición.
Aparentemente la jugada
les ha salido bien, pero con lo que no contaban, ni las encuestas les podían decir,
es la contundencia de la reacción ciudadana, que se ha movilizado, no solo en
Lima, sino a través de todo el territorio nacional, incluso el mismo día de
nochebuena, la cual se supone una celebración familiar; y es que el proceso fue
tan grotescamente falso que se tornó en una grave ofensa a la inteligencia del
pueblo.
Las decenas de miles de
manifestantes en las calles ya no piden solo la revocatoria del indulto, exigen
la renuncia del gobierno que traiciono su mandato, y el cierre del congreso con
todos sus corruptos y manipuladores, el grito de la gente es: “! que se vayan todos!”.
El tiempo para derrocar
ese poder corrupto que nos ha gobernado durante las ultimas décadas, es ahora,
cuando se ha hecho tan evidente para la mayoría de la población la inmoralidad que
consume a toda esa clase política, cuando los contubernios y los cohechos salen
a la luz, cuando la ira del ofendido que alza su voz de protesta hace temblar
el piso de los asaltantes del poder.
Es el tiempo de unir
todas las fuerzas democráticas, empujado en una sola dirección para traer abajo
este régimen, pero no solo acabar con el régimen, sino que es la oportunidad de
romper con el sistema que reproduce la injusticia y la corrupción en gran
escala; el llamado a una Asamblea Constituyente debe ser contundente, crear una
nueva Constituyente que restituya el poder de decisión al ciudadano y hacer de
la patria una institución soberana es el llamado urgente.
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