Ha sido muy evidente la cruda e inmoral desnudez del
sistema develada por la emergencia de la pandemia, la gran mayoría de la población
levanta la voz exigiendo medidas que les permitan afrontar la delicada situación
que están sufriendo, el gobierno ha ejecutado acciones muy tibias e ineficientes
para ayudar a sus ciudadanos en esta tragedia que están viviendo.
¿Y cuáles son las respuestas políticas de los
diferentes sectores sociales que se suponen que nos representan?
La única propuesta estructurada y coherente que se
conoce hasta la fecha es la que levantan los sectores de izquierda, que implica
un ingreso básico universal de mil soles mensuales, pero realmente universal, esto
significa que el derecho alcanza a todo mayor de edad a través de su DNI, cuyas
únicas exclusiones serian aquellos que por su tipo de trabajo aún siguen
recibiendo su salario y aquellos que por el alto monto de patrimonio no lo
necesitan, pero además esta medida tiene que ir acompañada de la reestructuración
de los pagos de servicios básicos como agua, electricidad, renta o hipoteca, así
como otros no tan básicos como telefonía, internet, TV cable y las deudas por préstamos
bancarios o créditos comerciales, lo que significa una “paralización perfecta”
nadie paga, nadie cobra; lo que no se reduce a una propuesta populista, porque
no estamos hablando de condonar las deudas, solo se reestructuran dividiéndolas
en doce meses sin intereses, a comenzar desde el levantamiento de la cuarentena,
esto permitiría a la gran mayoría de la población acatar una cuarentena
rigurosa y detener exitosamente el contagio en un par de meses.
Además, por supuesto, tienen que tomarse medidas para incrementar
exponencialmente las pruebas y hacer el seguimiento de contactos para aislar
convenientemente a los contagiados y dar el auxilio necesario a los más graves.
Los recursos para adoptar estas medidas existen, están
al alcance de las autoridades que dirigen el país, lo que hace falta es la decisión
política de tomar las riendas del país y empezar a hacer las cosas bien.
En el Washington Post han publicado un análisis sobre
la situación peruana y lo que dice, básicamente, es que el Perú tenia todas las
ventajas para enfrentar la pandemia con relativo éxito, en primer lugar porque teniendo
una economía floreciente, con un crecimiento sostenido durante la última década,
tiene reservas importantes que le permiten acceder los recursos necesarios para enfrentar la
emergencia sanitaria, segundo, que fue uno de los primeros países en tomar
medidas restrictivas en América Latina, además de que dichas medidas fueron de
las mas estrictas, con toque de queda y patrullaje militar.
Pero hasta allí llego la ventaja del país, entonces
empezaron sus mayores problemas, ¿cómo se puede mantener a toda una población de
30 millones encerrados en casa, sin poder ir a trabajar, por lo tanto, sin
ingresos económicos, por varios meses, como se supone que van a cubrir sus necesidades
básicas?
Empezaron dando un bono de 360 soles, pero focalizado
solamente en los sectores de pobreza extrema, con una lista elaborada en su
burocracia estatal; obviamente 360 soles para un mes de cuarentena es
totalmente insuficiente, pero además, estamos hablando de un país en donde mas
del 60% de la fuerza laboral se mueve dentro del sector informal, gente que
vive del trabajo de cada día, no reciben un salario mensual o quincenal; se dio
la idea de repartir canastas de alimentos en las zonas más empobrecidas de las
ciudades, primero que fueron insuficientes y luego que habiéndose destinado los
fondos a las municipalidades para la compra de los víveres a ser repartidos,
fue producto de la corrupción y la malversación.
Posteriormente se anuncia otro bono de 720 soles, esta
vez lo llaman “universal”, pero de universal solo tiene el nombre, pues
nuevamente empiezan a elaborar listas en los salones de la burocracia estatal,
el bono “universal” no alcanza a todos, ni mucho menos, y aun son 720 soles luego
de tres meses de cuarentena, ¿Quién sobrevive con ese monto?
También se ejecutan programas de reactivación económica
destinándose ingentes cantidades de dinero a rescatar a las grandes empresas, las
mismas que dejaron en la calle a sus trabajadores en el marco de la “suspensión
perfecta” decretada por el gobierno y que les permitía despedirlos sin beneficios,
muchas de las cuales tienen sus intereses en el extranjero, delegando menos del
10% del financiamiento a las pequeñas y microempresas.
La infraestructura del sector salud, a cargo del Estado,
ha sido deficiente desde la fundación de
la Republica, pero el sistema económico neoliberal no ha hecho sino empeorar
esas condiciones, en el marco de la libre empresa, el Estado se ve recortado en
sus facultades y las cadenas de farmacias y las clínicas privadas pueden
establecer los precios de sus productos y servicios a su libre albedrío, aun en
tiempos de emergencia nacional como los que vivimos; sin embargo, si reclaman la
ayuda del gobierno para sus negocios.
Claramente este gobierno ha tomado postura del lado de
la gran empresa, representada por la CONFIEP, esta usando los recursos del
Estado para “salvar la economía del país” según sus propias declaraciones, pero
en realidad lo que se “salva” es el negocio de los grandes capitales.
El supuesto es que evitando que las empresas cierren y vayan a la
quiebra, se salvara los puestos de trabajo para cuando la cuarentena finalice,
pero esta es una premisa falsa, no son las empresas las que crean el empleo
para los trabajadores, es el publico usuario quien crea las oportunidades para
la empresa y son los trabajadores quienes sostienen a la empresa creando sus
productos y dando los servicios, son finalmente estos mismos trabajadores, en
su calidad de consumidores los que inyectan el capital a las empresas comprando
sus productos; si no ayudamos a sobrevivir a esta población, se rompe la cadena
económica, la demanda del consumo caerá intempestivamente
y las empresas tendrán un mercado muy recortado que abastecer; moraleja: la
empresa depende de sus trabajadores, no los trabajadores de la empresa.
La derecha en el Perú no ha hecho una propuesta directa
y estructurada para salir de esta crisis, pero en los hechos podemos leer su
pensamiento político: ¡hay que salvar la economía! (léase, salvemos nuestros
negocios) ¿y la gente? … pues los que tienen dinero para pagar los costos de su
salud, se salvaran, los que no tendrán que morir, después de todo vivimos con
una sobrepoblación, como que la pandemia viene a ser un fenómeno natural que puede
equilibrar los recursos; ya lo dijo Rosa María Palacios, una de sus voceras: “el
que quiere darse el gusto de atenderse en una clínica particular, que pague”.
¿Qué es lo que recomiendan los expertos epidemiólogos a
nivel internacional? Aparte de una estricta cuarentena, se necesita expandir e
intensificar la toma de test, de esta manera identificar a los contagiados,
rastrear a sus contactos, tomarles la prueba y así continuar la cadena para poder
aislar a la población contagiada y detener la propagación del virus.
Otra de las técnicas, usada en China, es dividir las
ciudades en sectores e incomunicar estos sectores impidiendo el tránsito entre
ellos, luego ir tomando pruebas a los habitantes de cada sector, aislar a los
positivos y así se puede ir abriendo sector por sector sabiendo que no hay
contagiados dentro de ellos.
La propuesta defendida por los sectores de izquierda
es la mas sensata en medio del caos generado por esta emergencia, donde la
cuarentena ha sido rota de hecho por la gente que no puede subsistir sin un
ingreso diario y donde el sistema de salud esta colapsando debido a la cantidad
de contagiados que día a día se van sumando.
La derecha, que nunca ha sabido ponerse la camiseta de
la patria, solo levanta la voz para defender sus intereses mezquinos, la
ganancia a costa de la necesidad ajena, amparándose en una constitución draconiana,
impuesta por una dictadura política, cuya filosofía se centra y defender el
patrimonio del gran capital; una constitución de corte neoliberal, cuyos principios
económicos ya han sido rebatidos en gran parte del mundo.
La izquierda, desde varios años atrás, viene
levantando la bandera de una nueva constitución, mediante la cual se implante
el desarrollo de una democracia basada en la voluntad popular y un sistema económico
instituido sobre la equidad de los individuos.
Ojalá que este año vivido bajo tanta presión y tantas
urgencias, nos haga reflexionar en como queremos que sea nuestra patria una vez
acabada la pandemia.