EDUCACION, CULTURA y POLÍTICA
Por : Mónica Mc Ewing Rodríguez
A casi 200 años de vida republicana resulta que nuestros escolares ocupan los últimos lugares en comprensión de lectura y en habilidades matemáticas. Eso en lo referente a los niños que estudian, pero también existen cifras nada halagadoras sobre deserción escolar, es decir, niños que no culminan la educación básica y muchos que no cuentan con educación escolar alguna.
Al mismo tiempo, la ONU nos revela unas cifras alarmantes en desnutrición crónica infantil del orden del 28 % a nivel nacional, cifra que en algunas regiones supera el 50 %. Y aparejada con la desnutrición, y precisamente como consecuencia de ella, se tiene bajos niveles de salubridad general a nivel nacional.
Actualmente, la inseguridad ciudadana constituye uno de los principales problemas para la población. El asesinato se está convirtiendo en pan de cada día, evidenciando un desprecio total por la vida del prójimo. Así mismo, llama la atención la ola de suicidios, en las 2 últimas semanas se han reportado 10 suicidios.
Así mismo, es notorio el índice de maltrato contra los niños y la mujer, alcoholismo, drogadicción y abandono familiar.
Estos 4 aspectos: la deficiente educación, la desnutrición, la insalubridad y la degradación social de la calidad de vida constituyen manifestaciones culturales negativas de nuestros tiempos. No podemos negar que tenemos manifestaciones culturales positivas que nos enorgullecen pero que no tienen un efecto compensatorio sobre las manifestaciones culturales negativas, sino que más bien las ponen de manifiesto, por más que se pretenda ocultarlo.
Hay consenso en que la educación es de vital importancia para mejorar las condiciones de vida de los pueblos. Incluso, la educación fue el primer tema que se abordó en la presentación de los candidatos presidenciales en el diario El Comercio la semana pasada. Así mismo, la educación y la cultura son de primerísima importancia dentro de las Naciones Unidas y constituyen OBJETIVOS DE DESARROLLO de la UNESCO.
Todos los candidatos han ofrecido mejorar sustancialmente la educación. Varios han ofrecido destinar el 6 % del presupuesto al sector educación. Incluso, el candidato presidencial de mi partido Despertar Nacional, el Dr. Noriega Salaverry, ha ofrecido destinar el 7 %. Hay muchas personas que piensan que la mejor herencia que pueden dejar a sus hijos es una buena educación y en ello invierten buena parte de su presupuesto familiar. En eso estamos casi todos de acuerdo. El problema es que cuando el presupuesto familiar es tan exiguo que no alcanza ni siquiera para la subsistencia, entonces la educación queda relegada totalmente y los resultados negativos saltan a la vista. Lo que ocurre en una familia ocurre de manera similar a nivel de país. Si a la educación no se destinan los fondos necesarios, casi nada bueno se puede esperar de la educación en su conjunto.
Desde mi punto de vista, el aspecto presupuestal NO ES EL UNICO ASPECTO A TOMARSE EN CUENTA EN EL TEMA EDUCATIVO. Creo que tan importante como el aspecto económico, o quizás más, es un tema del que casi nadie habla y que hasta parece irrelevante o pasa inadvertido, pero que en realidad tiene la mayor y decisiva importancia. Me pregunto si aquellos padres que tienen la satisfacción del deber cumplido en la tarea educativa de sus hijos son aquellos que le dejaron esa tarea sólo a la escuela, ¿o esos hijos son buenos hijos precisamente porque antes, durante y después de la escuela han recibido en casa una buena educación en valores? No lo digo yo, lo dicen los mejores educadores: SE EDUCA Y SE PREDICA CON EL EJEMPLO.
Si en casa el ejemplo se recibe de los padres y de los hermanos mayores, ¿de quién reciben ese ejemplo los ciudadanos del mañana? La respuesta es obvia, el ejemplo lo reciben fundamentalmente de sus gobernantes, de sus políticos. Y sinceramente, creo que NO TENEMOS MUY BUENOS EJEMPLOS QUE MOSTRAR EN EL ESCENARIO POLITICO NACIONAL, empezando por el presidente de la República (el actual, los anteriores y varios de los candidatos actuales) y los congresistas (varios de los que se van y varios de los que vienen). La sola presencia de varios candidatos en estas elecciones sería motivo para lavar nuevamente nuestra bandera. No hemos sabido erradicar de raíz a la mafia, la corrupción y la indecencia de nuestra política. Los indeseables se han reciclado y regresan recargados. Los políticos que han accedido al poder están dando un mensaje de ANTIVALORES, ya que en nuestra política prima el CINISMO, el ENGAÑO, la ESTAFA. En suma: en nuestra política hay ausencia total de DECENCIA. Eso es pernicioso, es como una bola de nieve que crece y crece, ya que cada generación recibirá un país cada vez peor que el de la generación anterior. Cuánta razón tenía ese gran peruano MANUEL GONZALES PRADA: EL PERU ES UN ORGANISMO ENFERMO, DONDE SE PONE EL DEDO BROTA EL PUS. Hay un aforismo que reza así: cuando un río se contamina en la propia naciente, estará contaminado en todo su trayecto, y no bastará con acometer su limpieza en el trayecto, sino que será necesario eliminar aquello que lo contamina allí mismo donde nace.
Asistimos hoy en día al fenómeno de la globalización, que en realidad no es tan reciente como se piensa, ya que la globalización existe desde que el hombre se decidió a conocer y conquistar nuevas tierras y esa conquista ha significado la imposición, pero también el intercambio, de códigos y valores culturales. Se presenta como signo distintivo de la globalización y casi como la globalización misma el modelo económico predominante en los tiempos actuales: el NEOLIBERALISMO. Este modelo económico algunos lo pretenden como el único y definitivo modelo a seguir, afirmando que ha llegado a su fin la histórica dicotomía entre lo social y lo individual, que ha prevalecido la visión individualista de la vida.
Los signos distintivos del neoliberalismo son básicamente la COMPETIVIDAD y el EXITO. ¿Y en qué consiste esa competitividad? Consiste en descubrir nuestras FORTALEZAS y DEBILIDADES, potenciar unas y minimizar otras para desempeñar bien (o sea con "inteligente" resignación) el papel que el capital imperial nos asigna en la distribución mundial del trabajo. ¿Y en qué consiste el éxito? El éxito es casi exclusivamente de orden económico: GANAR LO MÁS QUE SE PUEDA, EN EL MENOR TIEMPO POSIBLE Y A COSTA DE LO QUE SEA. ¿Cómo se manifiestan estas premisas en nuestro país? Primero: en que nuestra economía es básicamente de carácter extractivo. Nuestra principal fuente de divisas es la exportación de minerales, producción primaria que no tiene mayor valor agregado, y por ende, el índice de ocupación laboral en nuestro país es bajo y en condiciones precarias. Pero no se crea que la mayor parte de la ganancia por la exportación de minerales va a las arcas del Estado, no, no es así, dicha venta favorece notoriamente a las empresas mineras, el Estado sólo recibe una pequeña parte de esa fabulosa ganancia. Y segundo: el Estado Peruano no cumple con su rol. Se ha convertido en un Estado depredador que tiene abandonada secularmente a la población, en bastas extensiones del territorio nacional no hay presencia del Estado, el Estado brilla, pero brilla por su ausencia. Las instituciones del Estado no son instituciones virtuosas sino más bien instituciones desastrosas. Por ejemplo: ¿qué concepto tiene la población del Poder Judicial, del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo? Creo que podríamos resumirlo de la siguiente manera: el Perú es una gran coima, los políticos han convertido a nuestro país en un gran botín.
Siendo la COMPETITIVIDAD y el EXITO el signo de nuestros tiempos, y teniendo los EJEMPLOS que tenemos en nuestro escenario político, no es de extrañar que nuestro país esté en la situación en que está: DEFICENTE EDUCACION, CARENCIA ALIMENTICIA, POCA SALUBRIDAD y DEGRADACION DE LA CALIDAD DE VIDA. ¿Y a quién echarle la culpa? o dicho de otra manera ¿Cuándo se jodió el Perú? Bueno, ¿cuándo se jodió el Perú?, eso no me lo pregunten a mí porque cuando yo nací el Perú ya estaba jodido. ¿Y quién tiene la culpa?, creo que esta pregunta hay que responderla con mucha sinceridad, y siendo sincera, creo que la culpa la tenemos todos: los gobernantes y los ciudadanos. Los gobernantes por su farsa mayúscula diciendo que aspiran llegar al poder para servir a su Pueblo cuando en realidad llegan al poder para servirse del Pueblo. Es por eso que durante la temporada de elecciones escuchamos tantas y tantas promesas, como dice la canción, promesas bonitas y falsas. Y los ciudadanos también somos culpables porque somos los ciudadanos quienes elegimos a nuestros gobernantes.
Dice una máxima que los Pueblos tienen los gobernantes que se merecen, sentencia que adquiere mayor veracidad cuando los gobernantes son elegidos libremente en sufragio secreto y universal por el Pueblo. No creo que elecciones sea sinónimo de democracia. Las elecciones son parte de la democracia, pero el hecho de que haya elecciones no implica directamente que haya democracia. Democracia es un concepto más amplio que elecciones, pero no me atrevería a decir que nuestras elecciones sean una farsa, que haya manipulación y que nos dejemos manipular es otra cosa. Creo que si el Pueblo lo decidiera, podría convertir las elecciones, incluso, en un acto revolucionario, más fuerte y legítimo incluso que una revolución armada.
La educación y la cultura son parte de la superestructura social, la cual depende de las condiciones económicas de cada sociedad. En consecuencia, dudo mucho que puedan mejorar sustancialmente la EDUCACIÓN y la CULTURA en nuestro país mientras siga vigente el modelo NEOLIBERAL. Por más que a la educación se le asigne el 6, el 7 o el 8 % del presupuesto, eso será sólo un paliativo, pero no una solución de fondo, toda vez que el neoliberalismo todo lo considera como una mercancía. Esto quiere decir que para el neoliberalismo la educación y la cultura carecen de valor en sí mismas. Tendrán valor en tanto y en cuanto se conceptualicen como mercancía, y como mercancía tienen que rendir una ganancia tangible, una plusvalía. Y todo lo que no rinde ganancia en el sistema neoliberal está condenado a la exclusión, a la marginación, a la extinción. En el neoliberalismo todo es utilitario,
lo que no rinde ganancia no sirve y se debe desechar. Una mirada distinta a la neoliberal nos dirá que la educación y la cultura no pueden ser consideradas mercancías por cuanto no son valores tangibles sino más bien son en sí mismas intangibles, cuyo valor viene dado no por la ganancia que pudieran generar sino por la importancia que tienen para la sociedad en su conjunto, puesto que es la educación la que forma a los ciudadanos del mañana.
De manera que debe tomarse una posición al respecto: ¿consideramos a la educación y la cultura como mercancías tangibles, o las consideramos como valores sociales intangibles? Si adoptamos la primera posición asistiremos a la degradación progresiva de la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. Si adoptamos la segunda, y mientras siga imperando el neoliberalismo, no nos queda otro camino que el de defender la educación y la cultura casi como un auto de fe, como creación heroica, una resistencia activa contra la barbarie y la iniquidad. Tomar conciencia de ello nos puede dar la lucidez y el ánimo necesario para emprender el viaje al reencuentro con nuestro pasado milenario, lo cual nos proyectará a un futuro más fraterno entre peruanos. La obra cumbre del Perú, la que el mundo entero admira como maravilla de la humanidad, no es una obra de la modernidad, es una obra de nuestro pasado milenario. Es decir, los pueblos originarios han aportado a favor de todos nosotros y para la posteridad la obra máxima con la que nos identifica y reconoce el mundo entero.
Nuestro pasado milenario puede aportar la visión de reciprocidad del mundo andino, la mita, la minka y el ayni, es decir: el HOY POR TI, MAÑANA POR MI. La solidaridad desde un punto de vista occidental puede resumirse en la máxima TODOS PARA UNO, UNO PARA TODOS. De manera que creo que es posible una fusión de lo occidental con lo andino que proyecte un nuevo sincretismo nunca antes pensado, nunca antes imaginado, que haga de nuestro país una gran nación, donde la diversidad se manifieste en un contexto de unidad nacional.
La necesidad de perseverar en los caminos de la educación y la cultura es un imperativo para toda persona de bien. Bibliotecas, talleres de arte, publicación de obras, eso y mucho más. Debemos perseverar en ello como un acto de resistencia contra el neoliberalismo, insisto: "un acto consciente de resistencia sin darle lugar a la desmoralización". Digo esto porque estoy convencida que la dedicación que generosamente le pudiéramos dar a la educación y la cultura no tendrán la acogida esperada, pero hay que persistir en ello porque hoy por hoy, lamentablemente, de la cultura no se vive. La cultura es como un acto de amor desinteresado al prójimo, que se debe dar sin pedir mucho a cambio, porque como dice la canción: no se puede vivir del amor... una casa no se puede comprar con amor... con amor no puedo comprar el pan de cada día. Esto ocurre así porque el neoliberalismo nos ha tendido TRAMPAS y SEÑUELOS. Así por ejemplo, la trampa del éxito apoteósico y temprano, como es el caso del deporte, del cine, la música, etc. Hasta hace unos años, los padres no querían que sus hijos pierdan el tiempo jugando al fútbol y les exigían que se dediquen a estudiar. Hoy en día sucede todo lo contrario: los padres le dicen a sus hijos que no pierdan el tiempo estudiando tanto y que más bien se dediquen al fútbol, a ver si los contrata la U, el Alianza o el Cristal y de ahí el gran salto al Barcelona, al Tottenham o al Bayern de Munich, sin darse cuenta que ese destino, como en un cuento de hadas, está reservado sólo para unos cuantos, mientras que a cientos de millones de jóvenes les aguarda un destino aciago que les permitirá sobrevivir a duras penas, y muchas veces ni siquiera habrá posibilidad de conseguir ese destino aciago que les permita sobrevivir, y entonces sólo quedará como salida la prostitución y la delincuencia, es decir, vivir en la marginalidad o exponerse a la cárcel o el cementerio… y de hospital, olvídense, porque el Seguro Universal de Salud ha sido una mentira más del más grande mentiroso de todos los tiempos.
Creo en un destino mejor para nuestro país, alejado del rumbo trazado por el neoliberalismo, que no es otra cosa que el totalitarismo del capital disfrazado de liberalismo, es decir, el lobo disfrazado de Caperucita para comerse a la abuelita. Creo en la libertad individual sí, pero sin menoscabo de la prosperidad a que tiene derecho la sociedad en su conjunto. Creo en la política como expresión suprema de la educación y la cultura, como instrumento para la búsqueda del bien común. No creo en la política como negociado para beneficio personal de unos cuantos, que se valen del engaño doloso al que nos tienen acostumbrados la mayoría de políticos.
La política es también manifestar una fe, un credo, dar un testimonio, decir nuestra verdad, practicar permanentemente el diálogo y el intercambio de opiniones, el derecho a preguntar y a responder con libertad y con respeto. Política es defender los derechos de los individuos y de la sociedad.
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