Existe un juego de
poderes en territorio sirio; ISIS, Rusia, EEUU, Iran, Irak, incluso China,
tienen grandes intereses económicos y geopolíticos en la región, los depósitos
de petróleo y la ruta del mismo por los oleoductos para abastecer la demanda
europea son los mayores valores que se están disputando las potencias.
Tengo como compañeros
de trabajo una pareja de sirios que llego a Virginia como refugiados, huyendo
de la guerra en su país, conversando con ellos pude llegar a un conocimiento
más cercano de cómo se siente la mayoría de la población respecto a esta
situación; supe acerca del temor que les invade cada vez que llegan tropas
alrededor de su ciudad, no importa si son tropas del gobierno, de los rebeldes,
los Kurdos o ISIS, todos llegan con su furia de fuego sobre la población,
explotando sus bombas sobre la urbe y fusilando a los sospechosos de colaborar
con sus enemigos, además de la rapiña indiscriminada de todo lo que consideren
de valor.
Esta es la realidad que
viven los sirios cada día dentro de su propio país, un terror generalizado y
una lucha por sobrevivir dentro de este inmenso caos en que han convertido su
país, anteriormente próspero y con maravillosos sitios turísticos que la hacían
centro de la atención internacional.
Nosotros los peruanos
podemos entender ese sentimiento después de haber vivido los años de la guerra
interna, donde sendero luminoso y las fuerzas armadas azotaban las provincias
del interior del país poniendo en el centro de sus enfrentamientos a toda la
población civil, a quienes les tocaba poner la mayor cantidad de muertos en
esta contienda, aun sin ser parte de ninguno de los bandos.
Acusando al gobierno
sirio del ataque con armas químicas contra la población civil, EEUU trata de
tomar ventaja de poder sobre sus adversarios en el territorio, a pesar de las
serias sospechas de que este ataque seria solo uno más de sus falsa bandera,
con los que acostumbra usar como excusa
para sus ataques militares.
La solución del conflicto
no aparece cercana y por supuesto es muy complicada, los intereses en juego son
considerados esenciales para cada una de las partes involucradas; a pesar de
los discursos públicos, la democracia y los derechos de la población del país
es lo que menos importa para llegar al fin de la guerra; el control de un
territorio geopolíticamente estratégico y la explotación de sus recursos
energéticos son el eje sobre el cual gira todo el conflicto.
El desarme generalizado
de todas las partes enfrentadas militarmente dentro del territorio sirio y el
llamado a nuevas elecciones generales bajo la supervisión internacional para
formar un gobierno de consenso, legitimado por la voluntad popular, sería la
más deseable de las soluciones; pero a estas alturas del conflicto resulta
utópico alcanzar esta meta.
Otra propuesta, también
muy dificultosa pero un poco más viable que la anterior, seria implementar algo
parecido a lo que hicieron en el Perú, organizar comités de autodefensa en la
población civil, a pesar que esto significaría agregar un bando militar más en
el conflicto, las organizaciones internacionales podrían enviar comisiones
militares brindando armamento y entrenamiento básico a estos comités con la
finalidad de que ellos mismos asuman la defensa de su población, dentro de su
urbe o su área, lo que posibilitaría la construcción de una suerte de autonomías
regionales, lejos de los intereses extranjeros, y sería un primer paso para la
creación de un legítimo gobierno nacional federativo conformado a base de
consensos.
Las dificultades para
que las partes lleguen a un acuerdo de paz, o permitan una solución autónoma
son inmensas, pero ante el peligro de que una conflagración en la región llegue
a estallar a nivel mundial, con los riesgos nucleares incluidos, necesitamos
urgir a las entidades políticas, los gobiernos nacionales y las organizaciones
internacionales, para que ejerzan suficiente presión de manera que se deseche una
salida militar como opción, propulsar el dialogo, la negociación y desplegar toda
la habilidad diplomática que sea posible hasta encontrar una salida hacia la paz, no
solo en Siria sino que sea una alternativa en toda la región.
La paz con el mundo árabe
va significar un alivio de las tensiones políticas en el mundo entero y esto
trae como consecuencia un gran impulso al desarrollo, por tanto, es un asunto que
nos concierne a todos.
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