viernes, 19 de mayo de 2017

LA APOLOGIA INCONCLUSA


 El Congreso propone fortalecer la ley de apología del terrorismo, por supuesto actualmente todos estarán de acuerdo con que hay que combatir duramente al terrorismo; pero aquí surge un problema, esta ley tiene una pata coja, le falta una definición clara de que es terrorismo, sin ella se deja las manos libres a cualquier autoridad para “interpretar” la ley a su manera.
Acudiendo a la definición de la RAE tenemos que terrorismo es una forma de dominación por el terror, mediante una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror, actuación criminal de bandas organizadas que reiteradamente y de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
Redefiniendo, teniendo en cuenta la experiencia latinoamericana y de acuerdo a lo planteado por la RAE, podemos decir que terrorismo es la acción de violencia sistemática y organizada, contra la población civil, con la finalidad de conseguir un determinado comportamiento.
Un delincuente que hace uso de la violencia para robar o asaltar, no puede ser considerado terrorista, pero cuando el crimen organizado se apodera de una zona y usa la violencia para cobrar cupos y conseguir proteger sus actividades delictivas amenazando a la población, eso es terrorismo.
Cuando una persona rompe la ley para oponerse al gobierno, no es un terrorista, es un rebelde, con o sin razón es solamente un rebelde; si alguien asesina personas, pone bombas declarando su oposición al gobierno o cualquier otro tipo de exigencias, no es un terrorista, es un psicópata asesino.
Si un grupo político se levanta en armas contra su gobierno y se enfrenta en combate a las fuerzas armadas, no son terroristas, equivocados o no, son subversivos o guerrilleros; pero cuando una fuerza de combate, de un ejército regular o subversivo, abusa y asesina a la población civil para obtener apoyo y protección, eso califica como terrorismo.
Hemos sido testigos, durante una década, como Fujimori utilizó el terrorismo para infundir miedo en la población, aferrarse al poder y justificar sus atrocidades; como fustigó las acciones del GEIN y frustró un operativo para capturar al propio Abimael; actualmente el fujimorismo no deja de utilizar los operativos psicosociales para seguir dominando la opinión pública, aprovechando su mayoría absoluta en el congreso, y con la complicidad de los apristas, logran etiquetar a cualquiera que se opone a sus designios como terrorista.
Una ley de apología del terrorismo, como está planteada, abre, aún más para los fujimoristas, las posibilidades legales para escarmentar a sus opositores, es una ley dirigida específicamente a sus contrincantes políticos.
Ahora no existen el MRTA, cuyos ex integrantes, habiendo cumplido su carcelería, piden perdón y solicitan reincorporase a la vida política, ni SL, cuyos escasos remanentes en el VRAE, solo conservan el nombre, pero no tienen ningún objetivo político, solo sirven de sicarios a los narcotraficantes de la zona; nada justifica que se trate de levantar nuevamente el fantasma del terrorismo y mantener el temor dentro de la población para ganar puntos electorales.
Reiteramos, esta ley de apología esta inconclusa, ¿quieren luchar contra el terrorismo? Definámosla claramente, y no tiemble la mano para señalar este de donde venga, de la subversión o de los aparatos del Estado; ya Fujimori fue sentenciado por delitos de lesa humanidad, sin embargo, los fujimoristas de siempre continúan enalteciendo las acciones del ex presidente, aprovechando el control de que disponen desde el congreso y los medios de comunicación; ¿hasta cuándo la población va seguir siendo manipulada por estos facinerosos?


No hay comentarios:

Publicar un comentario