Hace poco mi amigo
Eduardo Gonzales Viaña escribió un articulo titulado “Ay que miedo los
comunistas” describiendo de esta forma como la derecha política en nuestros
países usa el fantasma del comunismo para justificar su presencia en el poder y
para aglutinar fuerzas bajo su control.
Lo cierto es que
durante décadas los medios de comunicación se han encargado de demonizar a toda
la izquierda, y el ejemplo de los regímenes llamados “comunistas” ha alimentado
la imagen sangrienta con que pretenden aterrorizar a la población.
Pero dicha satanización
se construye bajo falsas premisas, que generalizan un movimiento; no podemos
asumir que Stalin, Mao, Pol Pot o Honxa son los representantes del comunismo;
seria como asumir que Trump es el representante de la democracia liberal
fundada por Jefferson, Washington y Franklin, o que Hitler fue el representante de la nacion germana, o que la santa inquisición es la
forma que toma la religión cristiana, o que el régimen fujimorista es el
ejemplo de la democracia peruana, o que Alan y Mulder son los representantes
del Apra primigenio de los años 30; son falacias que pueden ser usadas para
desprestigiar un movimiento especifico, pero totalmente alejadas de la
realidad.
La realidad es que el
comunismo nació antes de la teoría marxista, el término “comunistas” viene
derivado de la revolución popular que tomo el poder en Paris en 1871, fue un
gobierno de esencia obrera, que opuso una resistencia armada a la restauración monárquica promovida por
Thiers desde Versalles, luego de la debacle militar en la guerra contra Prusia;
el gobierno elegido mediante votación universal para dirigir la oposición fue
conocido como La Comuna de Paris, de allí los ciudadanos adscritos a este
gobierno serán comuneros y los miembros del gobierno comunistas; la idea
prevalente en la ciudadanía de Paris al elegir este gobierno fue que ellos
merecían autogobernarse, no necesitaban de reyes ni dictadores, que ya bastante
habían esquilmado al pueblo manteniéndolo en la miseria, mientras la
aristocracia se bañaba de lujos, el fracaso militar ante los prusianos fue el
detonante, Paris había resistido a sangre y fuego las arremetidas del ejercito
prusiano y ahora se negaban a entregar su ciudad por la debilidad y traición
del gobierno de Versalles.
El gobierno de La
Comuna era un gobierno ciudadano, tenía una mayoría de representantes obreros
porque esa era la realidad de su población, pero tenía también representantes
de los campesinos y de los intelectuales; durante los casi siete meses que
gobernaron dictaron diversas medidas que favorecían a los mas pobres, se
restauraron los derechos civiles, se dictó la separación de la iglesia y el
Estado, entre muchas otras acciones que tomo La Comuna.
Años después Carlos
Marx publicaría “El Manifiesto Comunista” bajo la inspiración de la revolución
de La Comuna de Paris y dándole una teorización mas concreta a lo que seria un
gobierno representativo del pueblo; bajo esta inspiración también empezaron a
surgir en diferentes países los Partidos Comunistas.
Con el triunfo de la
revolución bolchevique en Rusia, Lenin líder de la misma instaura el gobierno
de los Soviets, la campaña revolucionaria fue llevada con la consigna “todo el
poder a los soviets”; estas entidades estaban también inspiradas en ejercer el
poder ciudadano y soberano, estaban compuestas por representantes de los
obreros, los campesinos y los soldados, quienes eran parte importante de la
población en una situación de guerra; los soviets tejían una red escalonada en
todo el territorio ruso, desde la población mas pequeña y alejada hasta llegar
al llamado Soviet Supremo el cual recogía las decisiones tomadas en las bases;
enfoque que cambió radicalmente a la muerte de Lenin y con la entronización al
poder de Stalin.
El punto al que
queremos llegar es que la esencia del comunismo no es la estatización de la
economía, ni el control de los medios, ni la igualdad a tabla rasa, la esencia
del comunismo es el gobierno ciudadano, el poder de la comuna en el gobierno,
donde estén representados todos los estamentos de la población, un gobierno
donde quienes tomen las decisiones trascendentales para el país sean los
propios ciudadanos; comunismo es el gobierno de la comuna, de todos nosotros.
Apreciemos la lucha de
los comuneros de Paris y que sus miles de muertos, inmolados por la libertad no
sea en vano, la historia ha preservado los valores que defendieron, a nosotros
corresponde honrar la bandera del comunismo con su verdadero significado.
Sobre la historia de lo
que sucedió en Paris en 1871, me tomo la libertad de reproducir el texto
publicado en “La Izquierda – El Diario”:
“La Comuna de París de
1871 fue sin dudas uno de los mayores acontecimientos revolucionarios de la
historia. Por primera vez el proletariado se sublevó y fue capaz de derrocar el
poder establecido, formar sus propios órganos de gobierno y reemplazar al
Estado monárquico, burgués y capitalista. Se declaró la ciudad de París
independiente, libre y dueña de sí misma. Esto nunca lo perdonaron los
burgueses-capitalistas, que vieron en la Comuna la posibilidad de perder todos
sus privilegios económicos y sociales. Eso explica la fuerte represión y que
gran parte del mundo lo viera como una simple revuelta de vagos y la chusma. A
tal punto que este acontecimiento tan importante casi no lo nombran en los
libros de Historia, solo es comentado como una anécdota de la guerra
franco-prusiana que derrocó a Luis Napoleón III, que trajo la III República a
Francia y unificó a Alemania.
En las elecciones
celebradas el 10 de diciembre de 1848 en Francia, Carlos Luis Napoleón
Bonaparte (sobrino del emperador Napoleón Bonaparte) ganaría por abrumadora
mayoría. El 31 de mayo de 1850, la Asamblea vota una ley electoral que elimina
el sufragio universal masculino y retorna al voto censitario, lo que elimina a
tres millones de personas del electorado, entre las que están artesanos y
obreros.
El 2 de diciembre de
1851 Bonaparte da un golpe de Estado. El 14 de enero de 1852 se promulga una
nueva Constitución que refuerza los poderes del Ejecutivo, la duración de la
presidencia sería de 10 años, reelegible y disminuye el poder del legislativo
dividiéndolo en tres cámaras: Asamblea, Senado y Consejo de Estado. Finalmente,
mediante un plebiscito celebrado en noviembre, Francia crea un Imperio, que se
proclama solemnemente el 2 de diciembre de 1852. Se autoproclamará Emperador,
Napoleón III. Hasta 1860 gobierna sin oposición, en parte, por el control
policial y la censura de prensa, y en parte por la mejoría económica y triunfos
en política exterior.
El 19 de julio de 1870
le declaró la guerra a la Prusia de Guillermo I y Otto von Bismarck, ante las
intenciones de crear un Imperio Alemán y por la posible subida al trono de
España de un rey germano. En la batalla de Sedán, el 2 de septiembre de 1870, fue
capturado el emperador Napoleón III junto con su ejército de 100.000 hombres.
Los diputados republicanos derrocaron el Imperio y proclamaron la República.
Días después París quedó bajo el asedio del ejército enemigo. La escasez de
comida, sumado al constante bombardeo prusiano, llevó a un descontento general.
En octubre de 1870 se
empezaron a producir en París manifestaciones para seguir la guerra contra
Prusia. En enero de 1871, Louis Adolphe Thiers, futuro jefe ejecutivo (más
tarde presidente) de la Tercera República Francesa, buscó un armisticio que fue
firmado el día 26 en el Palacio de Versalles. El canciller Otto von Bismarck
exigió la cesión de las provincias de Alsacia y Lorena a Prusia, el pago de un
rescate de 200 millones de francos, el desarme de los soldados que aseguraban
la defensa de la capital y la posibilidad de entrar en París para hacer un
desfile en honor a Guillermo I quien se proclamó emperador de Alemania en el
Palacio de Versalles.
Por aquel tiempo más de
200.000 parisinos eran miembros armados de la Guardia Nacional, una milicia de
ciudadanos dedicada al mantenimiento del orden público en tiempos de paz, pero
que desde septiembre de 1870 se había expandido mucho (de 60 a 254 batallones)
para ayudar a defender la ciudad. Poseían algunos cañones y ametralladoras que
habían sido fabricados en París y pagados por suscripción pública. La ciudad y
su Guardia Nacional habían resistido el ataque de las tropas prusianas durante
meses, por lo que la población de París consideraba una ofensa, una traición y
una humillación tanto la rendición como la ocupación.
En la víspera, el 28 de
febrero, el comité de la Guardia Nacional mandó pegar en todo París el Cartel
negro, con bordeado negro en señal de luto recomendando a los parisinos que no
salieran de sus casas y evitaran todo altercado o manifestación. La Guardia
Nacional, ayudada por civiles, puso a salvo de los prusianos 400 cañones y
ametralladoras, almacenándolos en distritos seguros situados en las colinas de
Montmartre y Belleville, en los límites de la ciudad. El 1 de marzo el ejército
prusiano desfiló en una ciudad desierta abandonándola el mismo día y sin ningún
incidente.
Las primeras medidas
impulsadas por Thiers y aprobadas por la nueva Asamblea confirmaron las
inquietudes de la población, acordando las medidas impopulares durante la II
República en 1848: el 10 de marzo suprime la moratoria sobre letras de pago,
alquileres y deudas que han de pagarse casi inmediatamente, lo que aboca en
París a 300.000 obreros, pequeños talleres y tiendas a la quiebra. Suprime el
salario de los guardias nacionales, dejando a miles de familias sin recursos.
El general Joseph Vinoy, recién nombrado comandante jefe del ejército en París,
prohíbe seis periódicos republicanos y manda condenar a muerte en ausencia a
Gustave Flourens y Auguste Blanqui por su participación en la revuelta de
octubre de 1870.
El 18 de marzo: se
inicia el gobierno de la Comuna
En la madrugada del 18
de marzo Thiers ordenó a sus tropas recuperar el armamento. El plan era ocupar
los puntos estratégicos de la ciudad, capturar las armas y arrestar a los
revolucionarios conocidos. Al principio, París estaba dormido. Pero pronto las
mujeres despertaron, comenzaron a enfrentarse a los soldados y dar aviso a los
residentes. Las tropas regulares se vieron pronto superadas en número. Los
sucesos dieron un giro serio en Montmartre cuando el general, Claude Martin
Lecomte, ordena disparar a la muchedumbre desarmada y en vez de eso es
arrestado por sus propios soldados. En contra de la opinión de los miembros del
comité del distrito, Claude Martin Lecomte fue fusilado junto con el general
Clément Thomas. Por la tarde Thiers decidió abandonar la capital, dictó la
orden de la evacuación del ejército a Versalles. La retirada del ejército fue
tan caótica y tan apresurada que varios regimientos fueron olvidados en París
(unos 20.000 soldados). Los oficiales fueron tomados prisioneros, mientras que
unos 1.500 hombres dejados atrás sin órdenes se sentaron a esperar el periodo
de la Comuna. El gobierno había abandonado la ciudad.
El 26 de marzo se
realizan elecciones libres en la ciudad, se eligieron 92 miembros del Consejo
Comunal con un promedio de edad de 38 años. Incluían obreros, artesanos,
pequeños comerciantes, trabajadores del cobre, carpinteros, decoradores,
libreros, profesionales y un gran número de políticos. Abarcaban todas las
tendencias, desde socialistas, anarquistas (tanto de Proudhon como de Bakunin),
marxistas, jacobinos, blanquistas e independientes. Louis Auguste Blanqui fue
elegido para presidir el consejo pero nunca desempeñó su cargo ya que estuvo
preso durante todo el tiempo que existió de la Comuna.
Los elegidos para
representar al pueblo iban a actuar como delegados, no como miembros del
parlamento. Aquellos que habían sido elegidos por el pueblo estaban sujetos a
la revocación de su cargo por parte del pueblo y era una obligación de los
elegidos permanecer en constante contacto con las fuentes de soberanía popular.
A pesar de las diferencias internas, el Consejo tuvo un buen comienzo al mantener los servicios públicos esenciales para la ciudad con la creación de correos y de un sistema sanitario, que garantizara la salud del pueblo y de las tropas de la Guardia Nacional en lucha. La obra de la Comuna fue amplia, teniendo en cuenta lo poco que duró su gobierno, estuvo fundamentalmente orientada a recomponer derechos sociales reclamados durante años por la comunidad.
A pesar de las diferencias internas, el Consejo tuvo un buen comienzo al mantener los servicios públicos esenciales para la ciudad con la creación de correos y de un sistema sanitario, que garantizara la salud del pueblo y de las tropas de la Guardia Nacional en lucha. La obra de la Comuna fue amplia, teniendo en cuenta lo poco que duró su gobierno, estuvo fundamentalmente orientada a recomponer derechos sociales reclamados durante años por la comunidad.
Durante casi tres meses
pudo implementar una serie de decretos como: todos los miembros del gobierno
tendrían un sueldo similar a un obrero teniendo prohibido la acumulación y
aprovechamiento propio de sus cargos. Disolver al Ejército regular
sustituyéndolo por la Guardia Nacional democrática; la concesión de pensiones
para las viudas de los miembros de la Guardia Nacional muertos en servicio, así
también como para sus hijos. La devolución gratuita de todas las herramientas
de los trabajadores, a través de las casas de empeño estatales; se pospusieron
las obligaciones de deudas y se abolieron los intereses en las deudas; se crearon
guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras; se prohibió el trabajo
nocturno; las fábricas abandonadas por sus dueños fueron entregadas a los
trabajadores por medio de cooperativas autogestionadas. Se separó a la iglesia
del Estado; todas las propiedades de la Iglesia pasaron a ser propiedad
estatal; se les permitió a las iglesias seguir con su actividad religiosa sólo
si mantenían sus puertas abiertas al público por la tarde para que se
realizasen reuniones políticas.
La educación pasó a ser
laica, gratuita y obligatoria; los programas de estudios pasaban a ser
realizados por los propios profesores, los cuales garantizaban el carácter
científico de las disciplinas; se creó una Formación Profesional en donde los
obreros daban gratis las prácticas a los alumnos; también se destacó la
Asociación Republicana de Escuelas con el propósito de crear en las
universidades un estímulo basado en el conocimiento científico. Se dio una
atención especial de la educación a la mujer, que habían sido olvidadas hasta
entonces; se crearon escuelas para mujeres; se formó una comisión especial,
para supervisar el establecimiento de escuelas para chicas.
En el mundo del arte y
cultura aparecen gran cantidad de asociaciones para la promoción del teatro y
las bibliotecas. Se adoptó el Calendario de la I República Francesa; la bandera
tricolor fue remplazada por la bandera roja como un símbolo de todas las
fuerzas comuneras; se quemó públicamente la guillotina; se derrumbó la columna
de Vendôme y se demolió la residencia de Louis Adolphe Thiers por considerarlo
un traidor.
Una de las principales
características de la Comuna fue la Libertad. De ésta se podían beneficiar
todos, incluso los partidarios del gobierno de Versalles; había libertad de
prensa, de reunión y asociación; los prisioneros tenían todos sus derechos
garantizados, incluso el castigo era fuerte para los casos de detenciones
injustas. La libertad de asociación hizo aparecer a muchos grupos de todas las
ideologías, las cuales se podían expresar libremente.
Resistencia y
contrarrevolución
Esta libertad hizo que
los reaccionarios se movieran libremente por la ciudad, provocando muchas veces
actos de sabotaje. Solamente al final, cuando la situación se hizo difícil, se
empezó a detener a los saboteadores y todo aquel que se resistiera por la
fuerza, aun así, durante toda la Comuna no murieron más de cien personas a
manos de la misma (saboteadores, espías y un obispo).
Thiers y sus ministros
de Versalles no tenían ninguna duda de que la Comuna de París era una
declaración de cambio social que debía ser aplastado. La existencia de la
Comuna enloqueció a la burguesía europea. El 29 de marzo el London Times
describió la revolución como “predominio del proletariado sobre las clases
pudientes, del artesano sobre el oficial, del Trabajo sobre el Capital”. Ante
las amenazas de Bismarck con emplear al ejército prusiano si Thiers no se daba
prisa con una represión a la Comuna, el zar de Rusia Alejandro II presionó al
gobierno alemán para que no estorbe porque consideraba que el gobierno de
Versalles era "una salvaguarda para Francia y Europa".
Thiers pacta con Bismark la devolución de prisioneros de guerra para fortalecer el ejército francés y poder realizar la represión. La financiación del ejército salió del Banco privado de Francia con sede en París, ya que los comuneros ingenuamente no lo expropiaron, por querer respetar la propiedad privada burguesa.
Thiers pacta con Bismark la devolución de prisioneros de guerra para fortalecer el ejército francés y poder realizar la represión. La financiación del ejército salió del Banco privado de Francia con sede en París, ya que los comuneros ingenuamente no lo expropiaron, por querer respetar la propiedad privada burguesa.
Desde el 2 de abril las
fuerzas del gobierno de Thiers bombardean constantemente la ciudad. La ventaja
del gobierno era tal que desde mediados de abril negaron la posibilidad de
negociaciones.
La Comuna se iba fortificando
trabajosamente. Pero el domingo 21 de mayo, las fuerzas de Thiers entraron en
París. Un ejército de 180.000 hombres ocupó rápidamente dos distritos burgueses
del sudeste de la ciudad. La población respondió heroicamente, hombres, mujeres
y refugiados políticos. Pero todo fue en vano, las tropas oficiales estaban
mejor organizadas y contaban con un mejor armamento. Para la mañana del 22 de
mayo el tercio oeste de París estaba en manos de Thiers, después de una ardua
lucha se habían rendido 1.500 Guardias Nacionales.
Se levantaron
barricadas en el centro de París: más de 160 en el primer día, más de 600 en
total. La mayoría eran de 2 metros de alto y estaban construidas con piedras de
pavimento sacadas de las calles con parrillas de metal, un cañón o una
ametralladora y una Bandera Roja ondeando en lo alto. Otras eran simplemente
obstrucciones de la calle con carretas cruzadas, ladrillos, bolsas de arena o
cualquier cosa.
El martes en la Plaza
Blanche un batallón de 120 mujeres, guiadas por la anarquista Louise Michel,
levantó la legendaria barricada que defenderían vigorosamente hasta ser
masacradas después de su caída. Una de las últimas luchas tuvo lugar en el
cementerio Pere-Lachise donde unos 200 Guardias Nacionales habían fallado en
establecer un sistema de defensa adecuado. El ejército abrió la puerta y hubo
un duro mano a mano alrededor de las tumbas. Aquellos que no murieron en la
lucha fueron alineados y fusilados. La última barricada, construida en un
cuarto de hora, estaba defendida por un sólo hombre. Disparó su último cartucho
y murió como todos, fusilado. Para el domingo 28 de mayo, la Comuna había
desaparecido.
La batalla había
terminado, los fusilamientos no. Cualquiera que había estado conectado con la
Comuna de alguna forma fue fusilado en lo que ahora se llama “El Muro de los
Comuneros” en el Cementerio de Père-Lachaise. Murieron más personas durante la
última semana de mayo que durante todas las batallas de la guerra
franco-prusiana, y que ninguna masacre anterior de la historia francesa, es por
eso que a esa semana se la llamó la Semana Sangrienta. No hay cifras exactas
pero entre 20.000 y 50.000 parisinos murieron en esos días.
Hubo alrededor de
50.000 arrestados, entre ellos la anarquista Louise Michel. En su juicio pidió
ser fusilada diciendo: “Parece que cada corazón que late por la libertad sólo
tiene derecho al plomo, pido mi parte”. En vez de eso fue deportada a Nueva
Caledonia, colonia francesa cerca de las costas de Australia junto con otros
4.500 prisioneros.
Muy pocos comuneros
lograron escapar como Eugène Pottiers refugiándose en Inglaterra y Estados
Unidos. Durante los días de lucha en defensa de la Comuna, escribió la obra
Cantos Revolucionarios, de la cual se tomó el texto de La Internacional, para
crear el himno oficial de los trabajadores del mundo y de la mayoría de los
partidos socialistas y comunistas.
Comunistas, anarquistas
y simpatizantes de izquierdas como Marx, Engels, Bakunin, Kropotkin, Lenin y
Trotsky intentaron sacar lecciones teóricas y han visto a la Comuna como un
modelo o como una base para la clase obrera, demostrando que el proletariado
podía tomar el poder para crear una sociedad más justa, igualitaria y
fraternal.”
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