lunes, 26 de noviembre de 2018

EL INDEFENDIBLE



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¿Alguien cree que hay persecución política en el Perú? ¿Es decir que el gobierno impone al poder judicial encarcelar a sus enemigos políticos?
Lo que ven el 65% de los peruanos es que la justicia por fin esta haciendo debidamente su trabajo y esta persiguiendo a los delincuentes poderosos de cuello blanco que se afincaban en el poder del Estado para cometer sus fechorías; si estos están efectivamente infiltrados dentro de organizaciones políticas, no es motivo para librarlos, ni para demonizar a dichas organizaciones, sino especialmente para limpiar la política de esas organizaciones criminales que las han logrado infiltrar.
Del 45% restante muchos están aun esperando mayores resultados de las investigaciones, y solo una pequeña minoría, algunos engañados por la propaganda fujimorista, y otros porque defienden intereses concretos que los involucran en el aparato de la corrupción, levantan la voz tratando de defender lo indefendible.
¿Cómo justificar la persecución política si no solo Alan y Keiko están siendo procesados por sus delitos, sino todos los últimos expresidentes que sobreviven, pertenecientes a diferentes bancadas políticas cada uno, e incluso el actual presidente esta sometido a investigaciones por el poder judicial?
Alan García y el Apra están muertos políticamente hace un tiempo, en la última elección lograron salvar la inscripción como partido solo gracias a argucias legales ampradas por sus socios enquistados en la ONPE.
Se rasgan las vestiduras porque se hace uso de la prisión preventiva para investigarlos, pero la realidad nos demuestra que como organización criminal, en primer lugar tienen o han tenido, el poder de influenciar en los ámbitos judiciales y de instigar o amenazar a testigos claves, además de tener la capacidad de fugar del país para no enfrentar los cargos que se les imputa, como ya lo vienen haciendo varios de ellos; ¿entonces, debemos permitir que desvirtúen la investigación de la justicia o dejar que la evadan huyendo al extranjero?
¿Cree Alan García que ocultándose en la embajada de Uruguay los peruanos pensaremos que es un perseguido político? ¿cerraremos los ojos y olvidaremos las imputaciones de Odebrecht, de Barata, de sus propios exministros y otros testigos protegidos?
¿Debemos también ignorar las pruebas que se presentaron cuando fue juzgado por el caso BCCI y la venta de los Mirage, y que escapo a Francia hasta que sus delitos prescribieron?
¿Olvidaremos que ordeno bombardear el penal del Frontón para debelar una rebelión de los prisioneros de Sendero y rematar a los rendidos?
¿Olvidaremos que también ordeno repasar a los rendidos del MRTA en Los Molinos?
¿Ignoraremos además todas las fechorías que cometió con las mujeres, así como la negación de un hijo que fue obligado a reconocer por la presión pública?
Alan García no solo es un delincuente común, es un psicópata con pretensiones de superioridad que, utilizando toda una maquinaria que la corrupción organizada introdujo en el Estado, robó a manos llenas de las arcas públicas.
Uruguay no puede aceptar un asilo a un delincuente de esta naturaleza, sin conllevar que el Perú tiene un gobierno antidemocrático, donde la justicia esta sometida al poder ejecutivo para acabar con la oposición política, lo que implicaría no solo un quiebre entre las relaciones entre ambos países, históricamente estables, sino que pondría sobre la mesa el descredito del país en el ámbito sudamericano, se enfrentaría además a una fuerte reacción ciudadana en su propio territorio y abriría un precedente para que otros políticos, que han cometido delitos en sus países, busquen asilo en sus tierras para evadir la justicia.
La alianza entre el fujimorismo y el Apra para proteger sus fechorías enfeudando el país esta al descubierto, se está dislocando las cabezas de esa mafia, salen al frente nuevos y jóvenes magistrados que, ahora si, no exculpan a los delincuentes como sus antecesores, por eso han empezado a huir.
No podemos permitir que nuestro país sea puesto en la lista de dictaduras por perseguir a las organizaciones criminales enquistadas en el poder político, ni Keiko ni Alan representan a nuestra nación; el Perú es mas grande que los delincuentes que tratan de utilizarlo.


miércoles, 21 de noviembre de 2018

QUIENES SON LOS ANTISISTEMA?


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Se ha satanizado permanentemente a la izquierda por ser antisistema, identificando la lucha contra el sistema con dictaduras totalitarias o con el caos y la anarquía; pero, ¿Qué significa realmente ser antisistema?
Para enmarcar correctamente nuestra respuesta definamos en primer lugar el sistema vigente; el sistema que rige el mundo global, tanto político como socioeconómico, es el neoliberal, llamado así porque suponía ser una tercera vía entre la teoría de la libre empresa desregulada (liberal) y el centralismo del control estatal en la economía (socialista); pero en la practica las fuerzas del poder económico terminaron secuestrando las instituciones de los estados e imponiendo las reglas de juego.
Son tres las columnas que sostienen este sistema: su base política, su base económica y su base social.
Cuando hablamos de su base política nos referimos al embargo de la representación ciudadana en una elite política que difícilmente se renueva y aun cuando ingresan nuevos miembros son rápidamente coaptados por la maquinaria instaurada sin la cual no pueden ejercer.
La teoría elitista de la política tiene larga data y se sustenta en la presunción de que el ciudadano común no esta capacitado para tomar las decisiones que competen al Estado, solo un “político profesional” tiene las competencias necesarias para decidir por sus electores.
De esta manera el sistema se asegura de que los “políticos profesionales” tengan los estímulos suficientes para que se sientan obligados a defender sus intereses antes que los de la ciudadanía que los llevo al puesto que ostentan, más aún los que intentaran salir de este esquema son prontamente devorados por los procedimientos burocráticos que están diseñados para defender el sistema.
Cuando hablamos de su base económica nos referimos a la forma como opera el gran capital para incrementar constantemente sus ganancias, la pirámide económica está diseñada para que una elite conservadora en le vértice superior vea enriquecido su patrimonio gracias al soporte de la sobreexplotación de la ancha base de la pirámide, conformada por los trabajadores y cuya brecha (entre la base y su vértice superior) se ensancha constantemente gracias a esta política económica, lo que significa que hay pobres cada vez mas pobres y ricos cada vez más ricos.
Gracias al avance tecnológico indetenible de nuestra época, se libera cada vez mas al ser humano del esfuerzo que demanda el trabajo, sin embargo, paradójicamente, gracias a este sistema, en vez de significar un beneficio para el ciudadano común, resulta siendo una grave amenaza para su existencia, porque le priva de los medios para su sustento.
Cuando hablamos de su base social nos referimos a la forma como este sistema se retroalimenta a si mismo y se justifica como tal; las restricciones existentes del acceso a los servicios básicos, como salud, educación, justicia, vivienda, entre otros, no son casuales, reproducen constantemente las condiciones de inequidad, limitando la movilidad social, perpetuando los escalones de la pirámide social y creando un circulo vicioso que nos lleva a concebir un mundo creado con funciones determinadas ineluctablemente; bajo esta lógica unos nacen para mandar y otros para obedecer.
Entonces, bajo esta perspectiva, ¿Quiénes son los antisistema? Respuesta: los que luchan por derribar estas tres columnas que lo sostienen.
En lo político, ser antisistema significa romper con ese proceso de delegación de poderes y empoderar al ciudadano con su voto en las decisiones del estado, defenestrando a la casta de “políticos profesionales” y confiando en el conocimiento de la problemática local que cada poblador tiene de su comunidad, iniciando una democracia plebiscitaria real.
En lo económico, ser antisistema significa quebrar el poder absoluto de la empresa privada sobre las instituciones del Estado, empezar a cerrar esa brecha entre ricos y pobres, trastocar el marco tributario de tal manera que sean quienes obtienen las mayores ganancias los que contribuyan en mayor medida con el erario nacional, con el cual se cubra las falencias provocadas por la merma del empleo; dando mayor competencia a la fuerza de trabajo en la política económica del país.
En lo social, ser antisistema significa reforzar y ampliar los programas sociales de lucha contra la pobreza, teniendo como meta romper las barreras que se levantan entre los diferentes estamentos sociales en el país y abrir las puertas de la movilidad social ascendente, rompiendo definitivamente con la imagen de que el statu quo es inamovible y que las personas nacen con un destino manifiesto.
Tenemos entonces evidencia de que, la izquierda, por ser antisistema resulta como abanderada de los derechos sociales de los trabajadores, de la representación democrática de los ciudadanos y procuradora del ascenso social de la población.
Todo este proyecto requiere de una cantidad importante de reformas constitucionales, lo cual justifica la campaña por una nueva constitución en el Perú; una constitución que garantice el poder ciudadano y sobrepasando las agendas políticas de los intereses hegemónicos en una determinada época, construya un proyecto de país a largo plazo que abarque mas que unas cuantas décadas.
Ser antisistema significa entonces tener esperanza en una sociedad mejor siendo consciente que el sistema actual acentúa la inequidad y anida en su seno las semillas de la corrupción y el abuso de poder.


jueves, 15 de noviembre de 2018

LA ARREMETIDA FUNDAMENTALISTA


             
Resultado de imagen para conmishijos no te metasNuevamente se movilizan las fuerzas más conservadoras del país, liderados por los grupos evangelistas ortodoxos, para tratar de manipular la opinión publica e interferir en la política educacional del gobierno.
A pesar de los estremecedores homicidios con violación, cometidos contra niñas indefensas en las últimas semanas y las estadísticas que muestran la cantidad de casos de abusos contra menores y el feminicidio, producto de un esquema social evidentemente machista; los líderes de #conmishijosnotemetas insisten en condenar los proyectos de educación sexual en las escuelas públicas.
 Los argumentos que presentan lindan con el ostracismo religioso, más que con una realidad nacional que nos golpea; además que se propaga con falsedades como que el enfoque de genero les dice a los niños que pueden escoger ser homosexuales o que se les induce a tener relaciones sexuales tempranas.
Parten de un concepto anacrónico que define la familia exclusivamente como nuclear y compuesta por una pareja de padres, masculino y femenino, más los hijos procreados dentro del matrimonio.
Este conservadurismo intenso nos hubiera llevado, en otros tiempos, a seguir considerando a la mujer como propiedad del padre primero y luego del esposo, a que la niñas se les enseñe a coser, cocinar, lavar y planchar, porque ese es su destino manifiesto, a que la violencia familiar quede encerrada entre las cuatro paredes del hogar debido a que son asuntos internos de la pareja; es la actitud de negar los cambios que el desarrollo de la ciencia y la historia de nuestra cultura han venido procesando, significan un ancla con el pasado que nos impide progresar.
Enseñarles a los niños las funciones de su cuerpo no es inducir su sexualidad, es darles el conocimiento para defenderse de abusadores; mostrarles los diferentes tipos de familia que se forman en nuestra sociedad, los ubica como miembros de esta comunidad y no sentirse excluidos si pertenecen a un tipo diferente de familia que no sea la nuclear.
Formar las mentes de nuestros niños con la tolerancia hacia los que son diferentes a nosotros, va a iniciar el proceso de equidad entre los géneros, hacia la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres, así como para evitar la posterior violencia familiar; decirles que el homosexualismo no es una enfermedad, ni una perversión, es ponerlos al día con la ciencia y prevenir el bullying, nadie nace homosexual, ni se aprende a ser homosexual, ni se elige ser homosexual, es simplemente una forma de ser que se va moldeando bajo el influjo de muchos factores que están fuera de nuestro control.
Nuestra nación necesita modificar los estándares con los que se evalúa los vínculos entre géneros, los conceptos que definen nuestras familias como base de la sociedad que estamos formando; necesitamos fortalecer la equidad y ampliar nuestras nociones sobre nuestras relaciones como seres humanos.
Frente a la manipulación de los conservadores evangélicos que se rasgan las vestiduras tratando de tocar los sentimientos de autodefensa de los padres de familia, quizá deberíamos pensar en dar también en dar capacitación en sexualidad a los padres; después de todo uno de sus slogans es “a mis hijos de sexo les hablo yo”, claro que, si ellos mismos no han tenido una debida orientación, ¿de que les pueden hablar a sus hijos? ¿De lo que aprendieron en la calle con los amigos? ¿de lo que leyeron en las revistas?  ¿o lo que les enseñaron en la iglesia?, ninguna de las opciones es muy buena, por ese camino es que hemos llegado al estado de cosas en que estamos.
En resumen, si queremos reducir la violencia familiar, el feminicidio, detener el bullying, promover el respeto mutuo entre hombres y mujeres, acabar con los abusos y violaciones a menores, tenemos que impulsar con determinación un cambio radical de las normas y desestimar los requerimientos de los oscurantistas que tratan de fundamentar un status quo que degrada los derechos de determinados sectores sociales.
El colectivo #conmishijosnotemetas trata de utilizar los temores de cierto sector de padres de familia, la ignorancia y falta de nivel educativo de algunos de ellos, maniobrando con falsedades y medias verdades para sustentar su punto.
Es nuestro deber como nación hacer frente al fundamentalismo religioso, nótese que no se acomete contra la religión en sí, sino contra su versión mas ortodoxa y oscurantista, y apostar por una patria moderna y civilizada.


jueves, 1 de noviembre de 2018

UNA NUEVA CONSTITUCION


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Los sectores mas conservadores de la derecha peruana critican de la izquierda su posición antisistema, tratando de empatar el contenido de antisistema con anarquía, caos o dictadura.
Un principio básico, de quien se declara de izquierda, es ser antisistema, porque criticamos un sistema impuesto globalmente que apunta a hacer crecer las economías de los países a costa de la sobreexplotación de la mayoría de su población, con una democracia que delega el poder ciudadano a una elite política que mantiene secuestrada la institucionalidad del Estado, con un modelo económico que otorga absoluta supremacía al afán de lucro sobre el bienestar ciudadano, ensanchando cada vez mas la brecha entre una amplia base de pobres y una pequeño vértice de ricos.
Una nueva constitución, para redefinir los sustentos de nuestra nación, es indispensable para cambiar el sistema; nótese que digo cambiar el sistema, no se trata simplemente de traerse abajo lo existente.
Elaborar un nuevo sistema político y económico para la nación, no puede dejarse en manos de “políticos profesionales”; es el error que hemos estado cometiendo por décadas, donde estos políticos luego se adueñan del poder y manejan el Estado de acuerdo a sus propios intereses, sin dar cuenta al ciudadano que los eligió.
Una deficiencia endémica de los procesos de izquierda, especialmente en América Latina, es la carencia de líderes, entendido como los sujetos que trabajan dentro de las bases constituidas de una organización política, van creando espacios de expresión ciudadana, enseñando a la vez que aprendiendo con su gente, delegando responsabilidades, impulsando nuevos liderazgos y construyendo las bases para una nueva generación de lideres de recambio, tomando las decisiones en acuerdo con su gente de base a partir de que las han comprendido correctamente; un líder no es indispensable, siempre habrá alguien de recambio sin que afecte el proyecto político.
Lo que hemos tenido, hasta ahora, son caudillos, que se proclaman jefes de sus propias organizaciones, cuyo poder defienden con ardor, rodeados de una cúpula que los adula y aprovecha las ventajas de ese poder, cúpula dirigente que se sienten dueños de la organización y que por ello defenestran a todo el que no se alinea con su dirección, son dueños de la única verdad y el resto de equivocados tiene que someterse.
Por esta razón las experiencias de la izquierda en Latino América fracasan inmediatamente que sus caudillos caen en desgracia, no hay una visión de futuro con una ideología de vanguardia que sirva de fundamento a una militancia perdurable.
La debacle de las instituciones del Estado, actualmente en el Perú, presenta una nueva oportunidad, (la tuvimos en el 2000 con la caída de la dictadura fujimorista) para dirigir esa ira e impotencia ciudadana frente al alcance de la corrupción que se ha destapado, e impulsar la necesidad de repensar los fundamentos de nuestra patria dándole una nueva Constitución que refleje el sentimiento de la gran mayoría de los ciudadanos y nos mantenga en control de ese poder.
Las constituciones, en nuestros países, cambian frecuentemente, porque fueron creadas de acuerdo a intereses políticos del grupo hegemónico que está en el poder circunstancialmente.
Una Constitución que perdure en el tiempo necesita dejar de lado las definiciones puntuales del sistema, lo que debe ser trabajado por las leyes; la Constitución debe centrarse en el como llegar a decidir los temas centrales de la nación, antes que adelantar decisiones que, con el tiempo y con las variaciones de la política, van a cambiar y dejan anacrónico el texto constitucional.
El fundamento de la nueva Constitución tiene que ser romper con la delegación de poderes que sostiene el presente sistema, devolviendo el poder de decisión al ciudadano, como cimiento de la democracia.
Un Congreso de representantes, elegido por departamentos electorales, los cuales a su vez se subdividen en provincias electorales y estas en distritos electorales, hasta llegar a secciones electorales, las que podrían coincidir con las mesas de votación actuales.
De tal manera que todas las propuestas de ley que se presenten en el Congreso sean en primer lugar debatidas y votadas en cada sección electoral, cuyos resultados numéricos, con votos en mayoría y minoría, sean elevados a los siguientes escalones superiores hasta llegar a sus representantes en el Congreso; de esta manera se despoja al congresista del poder de decisión personal, sujetándose exclusivamente al mandato de sus electores.
Los congresistas siempre mantendrán la capacidad de iniciativa, pero tienen la obligación de conseguir la aprobación de sus propuestas por parte del ciudadano.
Esto es quebrar la columna vertebral del sistema delegativo, que discrimina la capacidad del ciudadano en decidir sus propios destinos, cerrando el círculo de poder en una elite política y ser capaces de convertirlo en una democracia representativa, democracia directa, en un proceso plebiscitario permanente.
Quebrar asimismo el poder indebidamente otorgado a las organizaciones políticas, corrigiendo la paradoja que se produce disponiendo que nadie puede postular en las elecciones sin pertenecer a una organización política, sin embargo, una vez que eres elegido, puedes cambiar de bando o simplemente renunciar a tu afiliación política sin que eso afecte tu representación, dándose el caso que incluso muchos candidatos son elegidos en gracia al porcentaje obtenido por su organización antes que por la votación que personalmente obtuvieron.
Escuchamos decir que los partidos políticos son la base de la democracia y por tanto deben ser protegidos y se les otorgan ventajas, falso, el fenómeno social de la globalización ha disgregado las antiguas clases sociales, creando una diáspora de estratos cuyos limites resultan bastante borrosos, dejando solo una división muy clara, pero genérica, entre pobres y ricos, explotados y explotadores, destruyendo así la base de lo que conocíamos como partidos políticos, representantes de los intereses de una clase social, con una ideología de vanguardia, con una doctrina creadora de mística, con una estructura organizacional vertical y escalonada; ya no existen más.
Los que ahora se hacen llamar partidos políticos, no pasan de ser organizaciones políticas de sufragantes, cuyo accionar se limita a organizar campañas para lanzar candidatos en determinado proceso electoral.
En consecuencia, deberíamos determinar que cada candidato postule por si mismo, con sus propias propuestas, en igualdad de condiciones, para ser elegido por sus propios méritos; las organizaciones políticas son libres de hacer campaña y apoyar a tal o tales candidatos, pero son los propios candidatos los responsables por sus propuestas y de ganarse el apoyo ciudadano.
En resumen, no va mas la practica de otorgar poderes a las organizaciones políticas, no mas delegar el poder en candidatos, dándoles carta blanca para tomar decisiones en nuestro nombre, y toca ahora devolver el poder del gobierno al ciudadano común.
Insisto, una nueva Constitución, para ser duradera, necesita centrarse, en primer lugar, en definir los derechos civiles de todo ciudadano, luego describir la estructura del Estado así como sus funciones, y también concretar la forma de gobierno, entendiéndose esta en cómo y quienes van a tomar las decisiones de Estado; las definiciones de fondo tienen que dejarse a cargo de las leyes, pues están cambian conforme las circunstancias políticas y sociales del país se van trasformando, mientras que las normas de la Constitución deben permanecer, pues son las que nos definen como nación.