¿Alguien cree que hay persecución
política en el Perú? ¿Es decir que el gobierno impone al poder judicial
encarcelar a sus enemigos políticos?
Lo que ven el 65% de
los peruanos es que la justicia por fin esta haciendo debidamente su trabajo y
esta persiguiendo a los delincuentes poderosos de cuello blanco que se afincaban
en el poder del Estado para cometer sus fechorías; si estos están efectivamente
infiltrados dentro de organizaciones políticas, no es motivo para librarlos, ni
para demonizar a dichas organizaciones, sino especialmente para limpiar la política
de esas organizaciones criminales que las han logrado infiltrar.
Del 45% restante muchos
están aun esperando mayores resultados de las investigaciones, y solo una
pequeña minoría, algunos engañados por la propaganda fujimorista, y otros
porque defienden intereses concretos que los involucran en el aparato de la corrupción,
levantan la voz tratando de defender lo indefendible.
¿Cómo justificar la persecución
política si no solo Alan y Keiko están siendo procesados por sus delitos, sino
todos los últimos expresidentes que sobreviven, pertenecientes a diferentes
bancadas políticas cada uno, e incluso el actual presidente esta sometido a investigaciones
por el poder judicial?
Alan García y el Apra están
muertos políticamente hace un tiempo, en la última elección lograron salvar la inscripción
como partido solo gracias a argucias legales ampradas por sus socios enquistados
en la ONPE.
Se rasgan las
vestiduras porque se hace uso de la prisión preventiva para investigarlos, pero
la realidad nos demuestra que como organización criminal, en primer lugar
tienen o han tenido, el poder de influenciar en los ámbitos judiciales y de
instigar o amenazar a testigos claves, además de tener la capacidad de fugar
del país para no enfrentar los cargos que se les imputa, como ya lo vienen
haciendo varios de ellos; ¿entonces, debemos permitir que desvirtúen la investigación
de la justicia o dejar que la evadan huyendo al extranjero?
¿Cree Alan García que ocultándose
en la embajada de Uruguay los peruanos pensaremos que es un perseguido político?
¿cerraremos los ojos y olvidaremos las imputaciones de Odebrecht, de Barata, de
sus propios exministros y otros testigos protegidos?
¿Debemos también ignorar
las pruebas que se presentaron cuando fue juzgado por el caso BCCI y la venta
de los Mirage, y que escapo a Francia hasta que sus delitos prescribieron?
¿Olvidaremos que ordeno
bombardear el penal del Frontón para debelar una rebelión de los prisioneros de
Sendero y rematar a los rendidos?
¿Olvidaremos que también
ordeno repasar a los rendidos del MRTA en Los Molinos?
¿Ignoraremos además todas
las fechorías que cometió con las mujeres, así como la negación de un hijo que
fue obligado a reconocer por la presión pública?
Alan García no solo es
un delincuente común, es un psicópata con pretensiones de superioridad que,
utilizando toda una maquinaria que la corrupción organizada introdujo en el
Estado, robó a manos llenas de las arcas públicas.
Uruguay no puede
aceptar un asilo a un delincuente de esta naturaleza, sin conllevar que el Perú
tiene un gobierno antidemocrático, donde la justicia esta sometida al poder
ejecutivo para acabar con la oposición política, lo que implicaría no solo un
quiebre entre las relaciones entre ambos países, históricamente estables, sino
que pondría sobre la mesa el descredito del país en el ámbito sudamericano, se enfrentaría
además a una fuerte reacción ciudadana en su propio territorio y abriría un
precedente para que otros políticos, que han cometido delitos en sus países, busquen
asilo en sus tierras para evadir la justicia.
La alianza entre el
fujimorismo y el Apra para proteger sus fechorías enfeudando el país esta al
descubierto, se está dislocando las cabezas de esa mafia, salen al frente
nuevos y jóvenes magistrados que, ahora si, no exculpan a los delincuentes como
sus antecesores, por eso han empezado a huir.
No podemos permitir que
nuestro país sea puesto en la lista de dictaduras por perseguir a las organizaciones
criminales enquistadas en el poder político, ni Keiko ni Alan representan a
nuestra nación; el Perú es mas grande que los delincuentes que tratan de
utilizarlo.