lunes, 13 de marzo de 2017

La Ideología de Género desde su raíz



¡Rosquete…Maricon!... ¿no les suena familiar? ... es el clásico molde machista para insultar a los homosexuales,  es ese instinto creado que genera el odio hacia las personas que son diferentes, ¿quién de nosotros no ha sido testigo de la violencia de que son objeto los homosexuales en las aulas escolares? ¿y los educadores mismos… no muestran lenidad con estos hechos, como dando a entender que esto es normal?
Pero no solo es en las escuelas, ¿acaso no recordamos, años atrás, los tristes hechos del escuadrón “los matacabros”? ¿no vemos rutinariamente en nuestras calles como algunas personas los  tratan despectivamente, se alejan de ellos, o son insultados y vejados? ¿y muchos piensan que esto está bien, que es normal y solo sonríen cuando son espectadores del abuso? 
Y ahora que el Estado, a través de una reforma de la curricula educativa, está dando pasos para corregir esta deficiencia, un grupo de iglesias evangelistas levanta una campaña tratando de convencer a los padres de ¡que están tratando de incitar a sus hijos hacia la homosexualidad!
La “ideología de género” es un engendro vicioso creado por un grupo de fundamentalistas religiosos agrupados en una federación de iglesias evangelistas a nivel internacional, a través de la cual tratan de imponer su visión exclusivista y discriminante de la sociedad; no es un fenómeno peruano, es una campaña impulsada por ellos en varios de los países más atrasados culturalmente de Sudamérica simultáneamente; ¿con financiamiento de quién?... ¿? Porque sostener una campaña así durante todo este tiempo cuesta millones.
En primer lugar debemos aclarar, para aquellos que aún no lo entienden bien, que el género y la sexualidad son dos cosas diferentes, que si bien existe una fuerte correlación, esta no es determinante, el género es una entidad biológica, determinada por los cromosomas, los genitales y las hormonas, aquí solo existen dos clases: macho y hembra, hombre y mujer para los seres humanos; sin embargo la sexualidad, especialmente en el ser humano, debido a su racionalidad, que es la capacidad de pensar, analizar y decidir, puede expresarse de formas diversas, recordemos que el principal órgano sexual del ser humano es el cerebro, la libido y la lujuria necesarias para la consumación del acto sexual se crea en nuestros pensamientos, no en los genitales.
En vista que la sexualidad humana se crea en nuestro cerebro, al igual que todos nuestros pensamientos, son una construcción social, es decir que en ello  intervienen muchos factores externos que poco a poco van modelando nuestro ser.
La idea de lo masculino y lo femenino se va construyendo desde la niñez, dentro de la familia, de la misma manera como se inculcan los valores sociales y los paradigmas del éxito y el fracaso.
La tradicional sociedad machista inculca este modelo de comportamiento y siembra los prejuicios en la mente de los niños desde su temprana edad; el varón debe usar ropa celeste, cabello corto, jugar con camiones, carros, herramientas y armas de juguete, la hembra usa vestidos color rosa, cabello largo, juega con muñecas, ollitas y tacitas de juguete; por supuesto también determinan que el varón puede aspirar a ser doctor, abogado, ingeniero, mientras la hembra puede ser enfermera, costurera, cocinera, secretaria.
El modelo machista de la sociedad implica la superioridad del macho sobre la hembra, lo que determina su papel de líder alfa, inculca roles rígidos para cada uno: el hombre proveedor, protector, dominante y cabeza de familia, mientras que la mujer es sumisa, procreadora, dedicada a las labores domésticas; es el mismo modelo que identifica la familia con una única identidad que es el padre macho, la madre hembra y los hijos menores.
Esta es la confusión que  crean los impulsores de este modelo único, desconocen la realidad de su entorno y son escépticos respecto a las teorías científicas  sobre la sexualidad; desde hace varias décadas atrás los tipos de familias se han diversificado, además del típico modelo de familia nuclear, existen la familia monoparental (solo el padre o la madre sostiene la familia), la familia extendida (la conforman tíos, hermanos, abuelos, además de los padres), la familia ensamblada (conformada por los hijos de los padres en anteriores relaciones, o por amigos cercanos a los padres), la familia homoparental (con padres del mismo sexo).
Lo que tenemos que modificar en nuestras mentes es aquel modelo que nos implantaron desde niños presentando a la familia nuclear como la única base de la sociedad, y cuyo fin supremo seria la  procreación de la especie.
No es que vamos a desplazar a la familia nuclear de su función social, ni tampoco vamos a desconocer la importancia de la procreación en el sostenimiento de la especie; lo que vamos a aprender es que la función de la familia  va más allá de la procreación,  que la importancia social de la familia está en la red de apoyo que significa para sus integrantes, esa seguridad y refugio que ofrece el hogar para poder enfrentar la adversidad en un ambiente de lucha constante por la sobrevivencia, y ese hogar se construye solo  a base de amor, confianza y  respeto, esos lazos que unen espiritualmente a los seres humanos, sin importar la consanguineidad, el sexo, la raza, la edad o las creencias religiosas.    
Algunas personas tienen que entender que ser homosexual no es una enfermedad o una perversión, cuando los fundamentalistas religiosos nos meten esta idea lo que logran es inculcar el odio y la discriminación hacia estas personas; ya que no los pueden “curar” hay que ocultarlos, meterlos en lugares donde no se mezclen con los “normales” por ultimo propondrán eliminarlos, como lo hacían los nazis en la Alemania de Hitler.
En la gran mayoría de los casos la homosexualidad no es una opción, nadie desea voluntariamente pertenecer a un grupo social discriminado, objeto de señalamientos y burlas, es por ello que gran parte de esta comunidad prefiere mantenerse en la sombra (dentro del closet) y no convertirse en blanco de los homofóbicos.
La parte negativa para el sector homosexual se presenta en aquellos que generan escandalo con sus actos públicos (los que ofrecen su sexo en las calles, los que llaman la atención drogándose y mostrando partes de su cuerpo), no existe aún una palabra para denominarlos, por eso se confunden entre toda la comunidad homosexual, y es más, aunque son una minoría, en el imaginario popular son los que  identifican a toda esa comunidad.
Pero traten de imaginar si a la mujer se le identificara por el comportamiento de las prostitutas, o a al hombre se le identificara con el macho mujeriego y maltratador de las mujeres; simplemente no es justo esta clase de generalizaciones; el homosexual es tal porque  es una persona con determinados sentimientos, y con una manera de ser que trata de adaptarse a la sociedad en que le toca vivir.
Especialmente debemos comprender que la lucha por enseñar a nuestros niños a convivir, es una apuesta por el futuro, no solo se trata de los homosexuales que son objeto de bulling  en las escuelas, principalmente, se trata de enseñar que debemos ser respetuosos con todos los que son diferentes,  ya  sea por color de la piel (negros, cholos, indios, chinos, árabes, etc.), por lugar  de procedencia (serranos,  selváticos, africanos, orientales, medio oriente, etc.), por religión (cristianos, evangelistas, budistas, musulmanes, ateos, etc.), por diversidad cultural (quechuas, aymaras, afroamericanos, etc.), por opción política, por opción sexual, o por grado de educación, porque todos somos seres humanos y merecemos comprensión y respeto; la base de la sociedad humana es esa, su diversidad y su capacidad de adaptación y solidaridad, esa es la forma como nuestra  especie ha logrado llegar a este lugar de la evolución.
Enseñarles a los niños sobre la sexualidad no es abrirles los ojos antes de tiempo, el ser humano tiene manifestaciones sexuales desde su nacimiento, y en el trascurso de su vida va aprendiendo a manejarlas, lo que se debe cuidar es como se dosifica la información y de qué manera se ofrece según cada estamento de edad, no le brindas la misma información a un niño de cinco años que a un joven de doce.
Enseñar en las escuelas que hombres y mujeres son iguales como seres humanos y tienen los mismos derechos y que  comparten los mismos sentimientos, es positivo para cambiar el injusto modelo machista de sociedad que vivimos, decirles a los niños varones que usar ropa rosa, jugar con ollas o muñecas (pueden llegar a ser grandes chef o diseñadores) y a las niñas que usar ropa azul,  jugar con carros y herramientas (pueden llegar a ser ingenieros o maestras de mecánica) no es malo, no es incitarles a la homosexualidad, es ampliar sus horizontes cognoscitivos;  enseñarles a los niños que la homosexualidad no es una enfermedad ni una perversión, no es decirles que pueden optar por ello a su voluntad, es explicarles que no deben hacer burla y ser agresivos con los que son diferentes, es quitarles el trauma de la culpa si en algún momento de sus vidas sienten en su mente y en su cuerpo estas inclinaciones; y es porque el sexo no es malo, no es pecado, no es perversión; la perversión es hacer daño al prójimo; el amor es la columna vertebral de la sociedad humana;  la ideología del odio, la perversión de las guerras, la lujuria por el poder y las riquezas, el afán por el éxito individual sin importar que tengas que pisotear a los demás, esos son los pecados que están corroyendo nuestro mundo y es nuestro deber erradicarlos.


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