El cierre del Congreso
por el Tribunal Supremo en Venezuela ha desatado una serie de condenas y
rasgamiento de vestiduras especialmente por parte de los sectores más
reaccionarios de la sociedad.
Ciertamente que todo
retroceso en los procesos democráticos en cualquier país, por más endeble que esta
democracia sea, es lamentable; no vamos a referirnos a las causas o a los
motivos que pueden llevar a estas situaciones, siempre debe causarnos pesar estos
sucesos.
Pero debe llamarnos la atención
la hipocresía de los que levantan la voz para condenar lo sucedido en
Venezuela, pero callaron en todos los idiomas cuando lo mismo sucedió en Argentina,
en Brasil, en Honduras; la doble moral de estos críticos debe quedar al
descubierto, ahora justifican también el golpe de Estado de Fujimori “porque
ese Congreso estaba plagado de comunistas”, aún más, ya uno de sus más esperpénticos
voceros está pidiendo acción a su ídolo de
barro para que invada Venezuela con sus tropas para acabar con la “amenaza
comunista”.
Resulta por lo menos
alucinante ver Luz Salgado condenar los sucesos en Venezuela, aquella que departía
con Montesinos en la salita del SIN, la que apaño todas las satrapías del gobierno
de facto de Alberto Fujimori ¡Ahora se rasga las vestiduras por la democracia venezolana!
Esta señora no tiene un poco de pudor.
Quieren una declaración
que califique a Venezuela como una dictadura, ¿Qué parámetros miden ellos para
calificar a un país más democrático que otro? ¿acaso están
aplicando los mismos parámetros para su propio entorno político? ¿Dónde los
gobernantes están implicados en grandes casos de corrupción en contra del
Estado? ¿Dónde los jueces liberan a los narcotraficantes y se abstienen de
acusar a los pedófilos? ¿Dónde la policía viola los claustros universitarios
para detener a los estudiantes que protestan? ¿Dónde las empresas mineras
extranjeras son liberadas de impuestos para desangrar nuestros recursos
naturales y contaminan el medio ambiente? ¿Dónde la policía arremete contra los
campesinos por defender su derecho al agua? ¡Miran la paja en el ojo ajeno y no
ven la viga en el propio!
Saludo la declaración de
Verónica Mendoza, lamentando que se rompa con el equilibrio de poderes entre el
legislativo y el judicial; personalmente debo confesar que no soy admirador de Chávez
ni de Maduro, sé que han hecho muy buenas cosas para el pueblo de su país, y
que libran una dura lucha contra la derecha arcaica apoyada por los sectores empresariales
y financieros nacionales e internacionales, pero la historia nos demuestra que
los cambios desde arriba, basados en liderazgos personales, no logran
perpetuarse en el tiempo; en el Perú vivimos la revolución verde liderada por
Velasco Alvarado y un sector progresista de las FFAA, si bien logro quebrar la
espina dorsal del semifeudalismo dominante en la época, la gran pare de los
cambios que propugno durante los siete años de gobierno fueron desarticulados
en los años siguientes, con un alto costo social para la clase trabajadora del país.
La democracia sigue
siendo la más óptima forma de gobierno para la sociedad humana, pero esta
requiere de un mínimo de consensos, democracia no significa la dictadura de la mayoría,
como muchos piensan, democracia es el gobierno de la mayoría con respeto de sus
minorías, actuamos bajo la convicción de que ser mayoría no significa estar en
lo correcto, los seres humanos tenemos percepciones equivocadas algunas veces,
y la minoría puede convertirse en mayoría en el trascurso del tiempo, hay que
ser cautos y saber escuchar al contrincante; las diferencias de ideas no debe
hacernos enemigos, los enemigos son quienes tratan de imponerse por la fuerza.
Por ultimo dejemos de
erigirnos en Jueces de los errores ajenos, dejemos a los venezolanos resolver
sus disputas políticas, ¡bastante tenemos nosotros aun que corregir en nuestro
propio sistema político y social como para estar calificando a los demás!
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