Nos inunda un sentimiento de enojo cada vez que toca
pagar los impuestos, aunque tenemos una de las tasas más bajas de contribución,
además que buena parte de estos se cobran ocultos en cada simple compra que
hacemos.
En Estados Unidos y otros países, cada artículo o
servicio que compras tiene un precio marcado, pero cuando te acercas a pagar,
en tu recibo te cargan los porcentajes de impuestos tanto locales como
nacionales, de tal manera que tú sabes exactamente cuánto estas contribuyendo
cada vez.
También somos el país que, debido a la gran tasa de
informalidad laboral creada por el decenio fujimorista, tiene una de las bases
tributarias más estrechas de Latinoamérica.
Sin embargo, nos enoja mucho cada vez que el gobierno
decide incrementar en un punto o dos los impuestos en cierto rubro, sentimos
que nos meten la mano al bolsillo para robar nuestro dinero.
¿Cómo se funda un Estado representativo de una nación
para construir una estructura funcional que el permita sobrevivir como
colectivo social?
El origen del impuesto que cobran los estados a sus
ciudadanos se remonta a la época de la formación de las monarquías, cuando los
señores feudales mandaban a sus soldados a recorrer las aldeas de su
jurisdicción recolectando el tributo que les era impuesto, el cual justificaban
por el permiso para usar sus tierras y la protección que les brindaban contra
los depredadores; estos a su vez debían enviar un tributo al rey que gobernaba
la región y que les brindaba la autoridad sobre sus territorios y protección
frente a los extranjeros.
Con la fundación de la republicas, el tributo se
convirtió en un fondo público, el cual los gobernantes elegidos deben usar para
satisfacer las necesidades comunes de los ciudadanos.
Pero con el advenimiento del capitalismo moderno, este
fondo público se convirtió en un botín con el cual los gobernantes corruptos
negocian, especialmente con grandes empresas constructoras o las que ofrecen
los diversos servicios que necesita el Estado, para su beneficio personal.
La modernidad y prosperidad de un Estado depende del
monto de recursos que logre recaudar así como de la eficiencia con que los
administre, esto se convierte por sí mismo en un círculo, que puede ser vicioso
o virtuoso, puesto que el tributo es un porcentaje de la riqueza producida por
la sociedad, cuanto más invierta el Estado en construir prosperidad, más se
incrementara su recaudación, lo que se reflejara en mayores oportunidades para
desarrollar el progreso de sus ciudadanos; por el otro lado si el Estado toma
malas decisiones con la inversión, la prosperidad de sus ciudadanos será
menoscabada, por tanto la recaudación será reducida y tendrá pocos recursos
para invertir.
Los estados modernos más desarrollados mantienen una
tasa impositiva relativamente alta, sosteniendo proyectos de inversión
exitosos, de tal manera que los ciudadanos pueden sentir los beneficios que
traen sus tributos.
En el Perú, los impuestos son cobrados con gran
discriminación, el sistema pone mucha presión en los pequeños contribuyentes y
se pone más flexible con las grandes empresas; un extenso sector de
trabajadores permanece en el sector informal, lo que no solo significa que no
reciben ningún beneficio laboral, sino que además, no son afectos al tributo; a
esto hay que sumar la alta tasa de evasores, ya que no existe un sistema
central organizado para realizar un debido control, así como las exoneraciones
brindadas por legisladores prevaricadores a los consorcios internacionales,
siguen en línea las autoridades corruptas que medran del erario nacional para
enriquecerse individualmente.
En el marco de esta realidad, con lo poco que se
dispone para inversión, los servicios que el Estado puede brindar son pocos y más
aún, de aquellos pocos son mal prestados, solo como ejemplo la atención en los
hospitales, la educación en los colegios del estado, la seguridad ciudadana, el
mantenimiento de pistas y veredas, etc. etc.
Esta realidad se hace tan evidente para la ciudadanía
que genera un ascendente sentimiento de rechazo a todo lo que significa acción
del gobierno.
Transformar esta realidad requiere acciones radicales
desde el gobierno, lo primero que se necesita es dar los pasos para combatir la
informalización; ¿Qué significa esto? Por ejemplo, para empezar, que todas las
empresas, grandes, medianas, pequeñas o incluso las microempresas
unipersonales, estén registradas en una base de datos centralizada, así como
sus respectivos trabajadores; lo cual implica que todo negocio debe ceñirse a
ciertas normatividades de seguridad y salubridad, de acuerdo al tipo de negocio
y la amplitud del mismo, así como una serie de derechos laborales que les
corresponden a sus trabajadores.
Fue la dictadura fujimorista, con el shock financiero,
la que en la década de los 90, arrojo a millones de trabajadores a la calle,
fomentando el crecimiento exponencial de los micronegocios, como medio de
supervivencia, los cuales rompieron con todas las regulaciones económicas y
laborales, incluso cambiando drásticamente el modo de vida de las ciudades; lo
comprobamos cada día en el caos de trafico urbano, los servicios de salud y educación,
así como la forma como tuvieron que reorganizarse los núcleos familiares ante
la crisis; ahora toca, a esta generación y las siguientes, revertir esta situación
y deconstruir el país.
Por supuesto esta es una tarea titánica en un país
como Perú, donde la informalidad ha alcanzado mas del 50% de la economía, no
podemos esperar que se resuelva de un año para otro, pero hay que empezar a dar
los pasos necesarios, y es solo uno de los primeros que nuestro país necesita.
Otra tarea imprescindible es ampliar la base
impositiva, es decir, necesitamos más gente que page impuestos, la idea básica
es que todos, hasta el mas simple ciudadano, debe contribuir al sostenimiento
del Estado, porque todos, de una u otra forma disfrutamos de los servicios que
el Estado nos brinda, ya sea con las carreteras, las señales de tráfico, las
veredas, los parques, el recojo de basura, hospitales, colegios, policía,
sistema judicial, etc.
Si los servicios que nos brinda el Estado son muy
deficientes, es debido a que no hay suficiente presupuesto para atender las
necesidades, lo que nos lleva a que no estamos contribuyendo lo suficiente y/o
que las autoridades a cargo están malversando el dinero, lo que nos lleva a
otra de las tareas que necesitamos cumplir, de la cual vamos a hablar párrafos
abajo.
Un tercer paso es invertir la pirámide tributaria, el
actual sistema impone una tasa plana para todos los contribuyentes, lo que
implica una igualdad de condiciones, pero en un país diverso como el nuestro la
igualdad es injusta, ¿han visto Uds. aquella caricatura, donde se ve a tres
niños, de diferentes tallas de altura, tratando de ver un partido de futbol por
encima de una valla? cuando se les da a
cada uno de ellos un cajón de madera para que trepen sobre ellos y puedan
espectar el partido, uno de ellos, el más pequeño, no alcanza la altura para
poder ver sobre la valla, el segundo, de mediana altura, puede verlo cómodamente,
mientras el tercero, el más alto sobrepasa largamente la altura de la valla
para ver el partido, fueron ayudados en igualdad pero el resultado no fue
justo; cuando se le brinda al mas pequeño, dos cajones, al mediano, un cajón y
al tercero, el mas alto ninguno, pues con su altura puede cómodamente superar
la valla, los tres obtienen el beneficio requerido para poder lograr su
objetivo, eso es equidad; y equidad es
lo que se requiere cuando tenemos la diversidad que presenta nuestra patria.
Quiere decir entonces, que, así como todos, desde el
mas grande hasta el mas pequeño trabajador del país debe contribuir, la tasa de
imposición debe ser diferente en cada caso, los que tienen mayores ingresos
deben pagar una tasa mayor, mientras que los que tienen escasos ingresos les
corresponderá una tasa significativamente menor, en una escala que guarde
relación directamente proporcional al monto de sus ganancias.
El hecho de que se aplique una tasa igualitaria a toda
la población provoca de hecho una desigualdad, siendo un pequeño porcentaje de los
contribuyentes los que se posicionan en la escala de los mas altos ingresos,
aunque individualmente se encuentren pagando mayores cantidades en impuestos,
cuando los comparas con la gran mayoría de contribuyentes de bajos y medianos
ingresos, en su conjunto terminan siendo estos últimos quienes sostienen a
mayor carga tributaria frente al monto de contribuciones que aportan los más
acomodados.
Es esencial percatarse de que para alguien que gana 10,000
contribuir con el 5%, o sea 500, es bastante cómodo, porque no recortara más allá
de algunos gustos extra; mientras que para alguien que gana 500, desprenderse
del 5%, o sea 25 afectará mucho más significativamente su presupuesto, ya que está
en límite de lo básico.
Es esencial, además, empezar a trasladar la carga desde
los impuestos indirectos, los que nos hacen pagar a todos por igual, cada vez
que efectuamos la más mínima compra, desde un simple caramelo, hasta un carro
de lujo, una igualdad que nos hace vivir la inequidad, hacia los impuestos directos,
que son mas personalizados e inciden en los recursos individuales.
Un cuarto paso a tomarse es reconsiderar seriamente
todas las exoneraciones otorgadas; especialmente a las grandes corporaciones
internacionales, nadie que hace negocio en el país debería estar exonerado de
contribuir al fisco, puede existir circunstancias extraordinarias que merezcan este
trato especial, pero deben ser casos muy estudiados, fuertemente fundamentados,
por periodos cortos y con normas de operaciones debidamente estipuladas.
Hablamos, por ejemplo, de situaciones de emergencia en
la agricultura, urgencias del sector salud, necesidades básicas en el sector educación;
podemos considerar también, como se viene haciendo, el impulso a ciertas
exportaciones y el fomento de la inversión extranjera, pero, como vengo
repitiendo, con regulaciones muy severas y fuerte control de sus operaciones,
no se trata de abrir las puertas de par en par invocando su presencia con la
promesa de ganancias desmedidas, en contra del beneficio de la población.
El quinto paso será construir un aparato de recaudación
amplio y fuerte, con toda la información centralizada de los contribuyentes; simplificar
los trámites para formalizar las empresas, concentrando los requerimientos en
lo que se suele llamar “ventanilla única”, reduciendo significativamente el
tiempo y los costos administrativos.
Incrementar la presión para inducir a todos los
trabajadores a estar registrados debidamente en la base de datos fiscal, lo que
significa plantear sanciones severas a los evasores y una extensa red de equipos
de inspección, en los diferentes niveles de la sociedad, que aseguren el cumplimiento
de las regulaciones existentes.
El sexto paso, no por esto menos importante, ni menos
urgente, se refiere uno de los problemas endémicos en nuestra sociedad, la corrupción,
ninguno de los pasos anteriores tendrá un efecto determinante si las
autoridades encargadas de la ejecución de las obras dilapida los fondos
innecesariamente o las ofrecen sobrefacturadas y sin cumplir con los estándares
requeridos, lo que significa que no funcionaran y/o que no tendrán la duración que
debe esperarse en cada caso, a cambio de sobornos y beneficios personales o de
grupos particulares.
Combatir la corrupción requiere una acción especializada
y estrechamente coordinada entre la contraloría, la policía, los equipos
fiscales y los jueces, para ejercer una acción efectiva y eficaz contra los malos
funcionarios del Estado, disponiendo duras penas a los infractores, que
sustraen el beneficio público, dando un ejemplo con la severidad y celeridad,
para desincentivar estas acciones criminales; pero paralelamente necesitamos tomar
una certera iniciativa en el sector educativo, acerca de nuestra preparación cívica,
no solo el conocimiento de nuestros derechos y deberes como ciudadanos, sino también
la completa información sobre el funcionamiento del Estado y las reglas de
convivencia social, más específicamente lo que significa para cada individuo vivir
dentro de una sociedad humana; mas aun, reforzar los valores morales y éticos de
la persona que son los pilares fundamentales de esta sociedad.
Una exposición un poco extensa, pero cuyo objetivo es
remarcar la importancia de los tributos, lograr de que el ciudadano pueda reconocer
la necesidad de acatar su carga impositiva, basta darse cuenta que los países mas
desarrollados, son precisamente quienes tienen las mas altas tasas tributarias,
demostración del círculo de retroalimentación antes descrito.
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